Modesto Gerardo Apolo | Cómplices de los corruptos
En resumen, para dejar de ser un narcoestado, la seguridad ciudadana y las oportunidades de prosperar.
La corrupción ha permeado diversas instituciones públicas, generando incertidumbre, por lo que siendo irónico, parecería que los postulantes a incorporarse al sector público requirieran presentar la hoja de prontuario y no la hoja de vida profesional.
La existencia de narcopolíticos, narcojueces, narcogenerales, etc., exige el debate sobre los desafíos éticos en dichos estamentos, las posibles soluciones para garantizar la transparencia e integridad en los procesos de selección de las diversas autoridades.
Mantener la integridad y la honestidad en el ejercicio de sus funciones, resistir las presiones para participar en actos corruptos, la falta de transparencia en los procesos de contratación, dificultando la evaluación de la idoneidad para el cargo; garantizar la transparencia y la integridad en los procesos de selección; prevenir la corrupción, son desafíos éticos a tomar en cuenta.
Los recientes casos como Metástasis, Purga, Pantalla, etc., y las triquiñuelas del correísmo en la Asamblea, ponen al descubierto una trama de corrupción a todo nivel, enquistada en lo político, judicial, energético, seguridad social; CPCCS, etc., donde el común denominador es un verdadero cartel delincuencial, disfrazado de movimiento político, liderado por el prófugo de la justicia Correa, que evidencian el grado de contaminación por la corrupción y la necesidad imperiosa de sepultar esas prácticas y levantar verdaderas instituciones con prácticas éticas, transparentes que generen confianza en propios y extraños, para dejar de ver como común a la corrupción, a la delincuencia burlándose o persiguiendo a la justicia, donde legisladores trabajan en favor de la impunidad de los delincuentes, en lugar de trabajar por la seguridad ciudadana.
En resumen, para dejar de ser un narcoestado y ser un estado donde primen la seguridad jurídica, la seguridad ciudadana y las oportunidades de prosperar.
De no dar un giro de 180 grados en las urnas, siendo responsables al elegir nuestras autoridades, no solo que seguiremos siendo víctimas de los corruptos, sino que nos convertiremos en sus cómplices.