Modesto Gerardo Apolo: La hoja de vida
En estas elecciones, tomémonos el tiempo, de manera responsable, de investigar la hoja de vida de los diversos candidatos
A quien postule para cualquier cargo o puesto en el sector privado, se acostumbra a exigirle la hoja de vida al solicitar una posición de trabajo. Ahora bien, para quienes se preguntan ¿qué es la hoja de vida y para qué sirve?, debemos decir le que es el documento o herramienta a través de la cual se presenta de forma resumida la trayectoria académica, la experiencia laboral y profesional de una persona, así como los logros obtenidos y las competencias desarrolladas frente al cargo al cual se aspira.
En el campo político, poca o ninguna importancia le dan a la hoja de vida del político o persona que pretende un cargo de elección popular o uno burocrático. Así tenemos que al elector poco o nada le interesa la hoja de vida de los candidatos a la presidencia, vicepresidencia, a asambleístas, etc.
No tiene lógica ni sentido que se exija hoja de vida a quien opta por ser portero, vendedor, secretaria o secretario, chofer, contador o representante legal de una empresa; y a quienes tendrán en sus manos por cuatro años el destino de nuestro país y el destino de nuestra vida y la vida de nuestros hijos y nietos, no se les exija la presentación de su hoja de vida.
Ese es el primer error como electores y el primer indicio del voto irresponsable. Esa es la razón de que hayamos tenido presidentes, asambleístas, burócratas, en resumen, gobiernos incompetentes, corruptos en algunos casos, incluso ligados o relacionados a los grupos de delincuencia organizada, dedicados al narcoterrorismo.
En estas elecciones, tomémonos el tiempo, de manera responsable, de investigar la hoja de vida de los diversos candidatos a los distintos cargos de elección popular, para poder determinar qué tipo de trayectoria académica, experiencia laboral y profesional tienen, así como los logros obtenidos y las competencias desarrolladas frente al cargo al cual se aspira, para de ese modo escoger a los más capaces, preparados y sin tacha alguna. Ese es nuestro deber como elector responsable y el primer paso para combatir la irresponsabilidad, la corrupción y la incapacidad propia de los populistas oportunistas.