Modesto Gerardo Apolo: Mateo 7,15-20
Examinemos su accionar y sus resultados, asumiendo la lección y reflexión que nos dejó el Evangelio de San Mateo
Desde tiempos inmemoriales, el populismo político de izquierda o derecha ha tenido como particularidad presentar al líder como el Salvador o Mesías, el cual ofrece soluciones que el pueblo quiere escuchar pero que en la práctica son muy difíciles, sino imposibles de realizar.
Se presentan como hombres o mujeres del pueblo, de origen humilde, procurando generar lo que en psicología se denomina efecto espejo; esto es, reflejar las emociones y comportamientos de los demás en sí mismo, generando así empatía. Ejemplos de aquello en nuestra historia política: desde el roldosismo de Bucaram, hasta la revolución ciudadana, la RC5 del correísmo. El roldosismo de Bucaram con su lema “la de los pobres”. Y por su parte la Revolución Ciudadana con su lema “la patria vuelve”, dando la idea al pueblo de haberla perdido y de ser ellos quienes la devuelven.
La realidad en ambos casos, luego de haber gobernado durante largos y repetitivos periodos fue, como factor común, la corrupción y el abuso de poder.
Casos como la Mochila escolar, la Fiesta del millón de dólares, cometidos durante el bucaramato; y Sobornos, Metástasis, Purga, Pantalla, etc., cometidos durante el correato, son unos cuantos ejemplos emblemáticos de corrupción. En ambos casos, una vez descubiertos, los implicados huyeron del país, autodeclarándose perseguidos políticos, cuando su realidad era y es la de prófugos de la justicia.
Ignorar estos hechos de la historia política de nuestro país nos podría condenar a repetir el error de elegir a quienes representan la corrupción, el oportunismo, disfrazado de paternalismo y populismo.
Para no dejarnos embrujar por cuentos e historias mesiánicas, y caer en la trampa del discurso de que el pasado fue mejor, echemos una mirada retrospectiva a cuando fueron gobierno.
Examinemos su accionar y sus resultados, asumiendo la lección y reflexión que nos dejó el Evangelio de San Mateo cuando decía: “En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Cuidado con los profetas falsos; se acercan con piel de oveja, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis”, (Mateo 7, 15-20).