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Modesto Gerardo Apolo | El padrino

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El desafío es encontrar dinámicas que permitan generar compromiso con la práctica ética y la transparencia

En las relaciones humanas, el favoritismo es un fenómeno que a menudo se entrelaza con el poder y la influencia. Dentro del ámbito político y social, suele ser rotulado con aquella frase: “El que tiene padrino se bautiza”.

Las dos formas de favoritismo son: la del padrino financiero que apoya al ahijado esperando recibir de este favores en el futuro, y la del padrino político que coloca a sus ahijados en posiciones de poder con la expectativa de lealtad incondicional y reciprocidad.

El padrino financiero es importante en el ascenso económico de su ahijado al proporcionarle apoyo financiero, oportunidades y conexiones a su protegido, con la finalidad de que este retribuirá los favores recibidos, permitiendo al padrino cosechar beneficios políticos, económicos y/o de impunidad en el futuro.

En lo político, el padrino utiliza su influencia para colocar a sus ahijados en posiciones de toma de decisiones y control, basándose estas designaciones en la lealtad sin límites y el compromiso de devolver los favores recibidos.

Es así como los socialistas revolucionarios RC5 y/o los socialcristianos infiltran las instituciones con algunas personas carentes de ética y conocimientos, pero llenas de lealtad y ambición, cuyas actuaciones serán siempre sesgadas en favor del padrino político al que le deben el cargo.

Por citar dos ejemplos, tenemos el CPCCS y el Consejo de la Judicatura, convertidos en botines políticos para la impunidad ante la corrupción; por eso no debemos sorprendernos de que pasemos del Alembert al Eduardo, ambos en campaña, auspiciados en su momento por el padrino prófugo de la justicia, Rafael Correa; ni por Pablo en la Asamblea, ni por Wilman en la Judicatura.

El verdadero desafío es encontrar las dinámicas que permitan generar un compromiso con la práctica ética y la transparencia en la política y en la justicia, eliminando el padrinazgo; en resumen, en el ejercicio del poder. Solo así podremos aspirar a una sociedad más justa, segura, alejada de las garras y manipulación de padrinos corruptores, sean de izquierda o de derecha; radicados en Bélgica o en Mocolí.