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Modesto Gerardo Apolo: La revolución de las canas

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La revolución de las canas nos interpela a todos quienes integramos la sociedad, empezando por el núcleo de ella, la familia

En las elecciones presidenciales de segunda vuelta marcadas por la polarización entre el correísmo RC5, con su candidata Luisa González, y Alianza Democrática Nacional, ADN, con su candidato, hoy presidente reelecto, Daniel Noboa Azín, un grupo inesperado y aparentemente olvidado se erigió como protagonista en esa jornada. Me refiero a los adultos mayores, nuestros ancianos.

La convocatoria de los periodistas Alfonso Espinosa de los Monteros y Carlos Vera fue el eco que despertó conciencias aparentemente adormecidas y motivó a miles de adultos mayores a ejercer su derecho al voto, pese a ser facultativo, es decir, no estar obligados por ley a sufragar.

Lo hicieron con determinación, enfrentando dolencias, limitaciones físicas y el peso de los años, impulsados por un amor profundo al país y la firme intención de legar a sus descendientes una nación libre de corrupción y violencia. Una verdadera lección de dignidad y compromiso cívico.

Este acto de patriotismo, que bien podría ser recordado como ‘la revolución de las canas’, fue decisivo para el triunfo de Daniel Noboa. Un gesto que no solo conmovió a la opinión pública, sino que dejó claro que la vejez no es sinónimo de pasividad, sino una etapa de sabiduría activa, dignidad y coraje.

Ahora el Gobierno tiene una deuda moral con ellos. No basta con aplaudir su gesta, es imprescindible honrarla con acciones concretas: garantizarles seguridad, acceso a salud integral, pensiones dignas y participación en la vida pública. No pueden seguir siendo relegados ni vistos como carga social. Su experiencia, juicio maduro y memoria histórica son pilares fundamentales para reconstruir una sociedad más justa.

La revolución de las canas nos interpela a todos quienes integramos la sociedad, empezando por el núcleo de ella, la familia y la comunidad. Nos exige valorar a quienes, pese a la adversidad, dieron un paso al frente.

Que las nuevas generaciones abracen su ejemplo y reconozcan que la patria no solo se construye con juventud, sino también con la sabiduría de quienes ya lo han vivido todo y aún creen en un mejor porvenir.