Modesto Apolo: La Nochevieja y el Fénix
Si cada uno hace su parte, si trabajamos juntos, seremos capaces de transformar nuestros deseos en realidad
La tradición de quemar monigotes en Nochevieja es mucho más que un espectáculo de fuego y humo; es un acto simbólico que nos invita a reflexionar sobre aquello que hemos considerado negativo durante el año que termina y que queremos dejar atrás, y lo que deseamos para el futuro, para el año que se inicia. En este ritual, el fuego purificador se convierte en el vehículo perfecto e idóneo para despojarnos de aquello que nos ha hecho daño durante el año que termina.
Pero, ¿qué tal si este año y ante la proximidad de un evento electoral, además de los monigotes quemamos también nuestras actitudes negativas e irresponsables, uno de los peores males que afectan a nuestra sociedad?
Pensemos en la inseguridad que nos roba la tranquilidad, el desempleo que afecta la dignidad de tantas familias, el egoísmo que nos aísla y el desencuentro familiar que rompe lazos esenciales. Reflexionemos también sobre la rivalidad de clases, que nos divide, generada, muchas veces, por la politiquería, que por lo general pone los intereses personales por encima del bien común. Este Año Nuevo hagamos de las llamas una representación de nuestra voluntad de cambiar.
Al quemar los monigotes hagamos un compromiso colectivo: que las cenizas dejen espacio para la construcción de un año lleno de seguridad, trabajo, prosperidad, unidad y progreso.
Pero esto no será posible, sin la acción de cada uno de nosotros. Los grandes cambios comienzan con pequeños actos; desde un gesto amable hasta un esfuerzo por construir puentes con quienes pensamos diferente. Eliminando la politiquería corrupta, no eligiendo a quienes la representen o practiquen.
El nuevo año nos ofrece una hoja en blanco. Si cada uno hace su parte, si trabajamos juntos, seremos capaces de transformar nuestros deseos en realidad.
Asumamos el deseo de que el fuego de esta Nochevieja no solo consuma lo viejo, lo negativo, sino que también ilumine el camino hacia un futuro mejor.
¡Hagamos de este ritual de cerrar ciclos, representado en la quema de monigotes, un pacto de esperanza y acción!, para resurgir como el Fénix, del fuego y cenizas.