Modesto Apolo: El posdebate

Eso es lo que se desprende hasta ahora del posdebate
Muchos se preguntan quién ganó el debate entre la candidata de RC5 Luisa González y el presidente candidato Daniel Noboa.
Según los entendidos en ‘marketing’ político, el posdebate pasa a cobrar más importancia que el debate propiamente dicho, cuando este no llena las expectativas de la ciudadanía, esto es, determinar el temple, la claridad en la exposición de los temas, con lenguaje simple, y que su actitud y actuación expresen liderazgo. Cuando el debate se convierte en un cruce de ataques y acusaciones, más que planes y proposiciones, el debate como tal pierde interés efectivo y se procede a realizar una campaña de burlas y desprestigio en redes sociales, donde gana quien menos memes ridiculizándolo o criticándolo tiene.
Si bien es cierto que el que ataca primero ataca dos veces, no es menos cierto que el ataque debe ser medido y específico, y debidamente soportado, para que tenga el efecto positivo deseado. Por el contrario, si el ataque es desmedido, atolondrado, a veces irracional, desarticulado, como fue el caso de la candidata del correísmo cuando se metió en la vida privada del mandatario candidato, dicha actuación develó desesperación y que tenía que cumplir el libreto que le dieron, evidenciando que la consigna fue (ataca, ataca) para así distraer de todos los casos de corrupción cometidos durante el gobierno de Correa, que con seguridad saldrían en el debate, dejándolos en mal predicamento.
Error garrafal de la candidata del correísmo aceptar como su gobierno al de Rafael Correa, reforzando aquello de ‘Luisa a la presidencia y Correa al poder’.
En cuanto al presidente candidato Daniel Noboa, evidentemente se preparó para no caer en el juego de la provocación, y se limitó a manifestar lo que había realizado en cada una de las áreas objeto del debate y a ofrecer de qué manera seguiría desarrollándolas, evidenciando aplomo, firmeza y liderazgo.
Pero la pregunta fundamental no es quién ganó el debate, sino qué modelo es el que NO nos conviene y, definitivamente, es el socialista del siglo XXI.
Eso es lo que se desprende hasta ahora del posdebate.