Modesto Apolo: Prioridad política
El electorado debe escoger a aquellos que demuestren su intención de generar políticas de interés público general
A principios del gobierno del presidente Noboa parecía que finalmente la política ecuatoriana había alcanzado un mínimo de sentido común, tras la muerte cruzada.
El acuerdo por la gobernabilidad en los seis primeros meses de gobierno parecía sobre ruedas. En la práctica, quedó claro que el acuerdo era para el reparto de dignidades y comisiones en la Asamblea, no la impunidad, percepción hasta antes de la irrupción en la embajada mexicana, evitando la reedición de la fuga de María de los Ángeles Duarte, luego de su permanencia en la embajada argentina.
Concluido el pacto, quedó evidenciado que para RC5 y PSC, la impunidad y el interés de los líderes de los partidos son objetivo primordial en su agenda.
En este punto surge la interrogante: ¿qué debe primar en las decisiones gubernamentales, el interés público general o el interés partidista? Esta dicotomía no solo define la ética y la efectividad de quienes nos gobiernan desde los distintos Poderes del Estado, sino que también impacta directamente en la sociedad que representan.
Teniendo presente que el interés público general se refiere a las políticas y decisiones que buscan el beneficio y el bienestar de toda la comunidad, independientemente de afiliaciones políticas o intereses particulares; y que el interés partidista se centra en las estrategias y acciones que promueven los objetivos y la agenda de un partido político específico, a menudo en detrimento de otros grupos o del bien común. Confrontados ambos, se debe determinar cuál es el interés supremo a potenciar y defender.
Si la democracia es el gobierno del pueblo, para y por el pueblo, los gobernantes tienen la obligación moral y ética de priorizar el interés público general, porque caso contrario, como hasta ahora, hemos visto políticas sesgadas, beneficiando a unos pocos en lugar de a la mayoría.
Por tanto, el electorado debe escoger a aquellos que demuestren su intención de generar políticas de interés público general y no el partidista.
Por votar visceralmente tenemos la m… de políticos que tenemos, de ahí que para no seguirla embarrando, elijamos bien.