Modesto Apolo: Queridos Reyes Magos
Que cada ciudadano tenga la valentía de no ser actor, menos cómplice del abuso, la trampa, ni la indiferencia
En Ecuador no tenemos la tradición europea de entregar los presentes o regalos el 6 de enero, Día de los Reyes Magos. Sin embargo, en esta ocasión, no les pediré presentes, les pediré virtudes.
Mi requerimiento es que derramen la sabiduría necesaria para discernir entre lo conveniente y lo inconveniente, entre lo justo y lo injusto; entre lo real y lo falso, entre el pragmatismo y el populismo vendedor de ilusiones, sea este de izquierda o derecha, porque solo responden a la conveniencia e intereses personales o partidistas.
Vivimos tiempos difíciles en los que la corrupción en todos los estamentos del Estado, en lo público o en lo privado, desgasta nuestra sociedad.
Por ello les pido que le otorguen al pueblo la claridad para reconocer la corrupción, repudiarla y combatirla, denunciándola, haciéndola pública.
Que cada ciudadano tenga la valentía de no ser actor, menos cómplice del abuso, la trampa, ni la indiferencia.
Que no se justifique lo antiético, convirtiéndolo en algo normal; lo inmoral, calificándolo de libertad; lo ilegal o injusto, calificándolo de avances en la protección o derechos humanos de segmentos ‘vulnerables’.
Queridos Reyes Magos, hagan que entendamos que cada pequeño acto de honestidad, desde respetar una fila hasta rechazar un soborno, sea la base en la construcción de una comunidad respetuosa del derecho ajeno, como fundamento de la convivencia. Que entendamos que si no es nuestro no debemos apropiarnos de aquello, porque pertenece a alguien; que no caigamos en la tentación de hacer lo incorrecto.
Tampoco caer en el sensacionalismo de replicar información falsa o caer en el engaño de aparentar conocer algo que en verdad ignoramos.
Que el individualismo exagerado, aquél de ‘primero yo y solo yo’, sea superado por el interés comunitario. Que entendamos que toda actitud que afecte el bienestar colectivo nos afecta a cada uno de nosotros como integrantes de la comunidad; porque más allá de cualquier presente, el verdadero tesoro es un pueblo sabio, íntegro, unido y dispuesto a construir, en conjunto, un mañana mejor para toda la comunidad.