Modesto Apolo: Robaron pero hicieron

¿A quién se debe elegir? ¿A los que hicieron y no robaron o a los que robaron pero mal hicieron?
Al preguntarnos por qué un pueblo puede justificar un gobierno autócrata y corrupto, la causa debe ser abordada desde varias perspectivas y contextos.
Desde la perspectiva del intercambio social, los individuos evalúan los costos y beneficios de su relación con el autócrata, de ahí que, aunque corrupto, si proporciona subsidios, programas sociales y seguridad relativa, lo justifican, basados en información incompleta y en sus necesidades inmediatas, priorizando la supervivencia o el bienestar a corto plazo, sobre principios abstractos como la justicia o la transparencia.
El autócrata populista necesita al pueblo pobre y ahondar la sensación de desigualdad para generar la dependencia para su subsistencia, otorgada por el gobierno. Bajo tales condiciones, criticar u oponerse al autócrata populista conlleva el riesgo de perder esos beneficios. De ahí la justificación “robaron pero hicieron”.
El fin último del autócrata populista es perennizarse en el poder, generando en la ciudadanía la percepción de que él es la única alternativa política y que el resto de los líderes son corruptos y explotadores; sembrando en el pueblo la desesperanza, conformándose con lo que tienen, ya que no ven posibilidad de cambio; generándose lo que Hannah Arendt denominó la banalidad del mal, por la cual se trivializó el exterminio de personas y corrupción de un gobierno.
El autócrata populista se presenta como defensor del pueblo frente a élites o enemigos imaginarios, distrayendo la atención de sus actos de corrupción. Exageran y publicitan las obras realizadas, aunque no existan o estén mal ejecutadas. Llegan a acuerdos en pro de la ‘seguridad’, pactando con la delincuencia organizada, GDO; ejemplo, los acuerdos con los Latin Kings, etc., a cambio de disminución de la violencia.
Por eso hoy somos víctimas de la delincuencia organizada a la que hay que combatirla sin tregua hasta su expulsión o extinción; lo cual, por lo visto, no está en los planes de los asambleístas de RC5.
La pregunta es: ¿a quién se debe elegir? ¿A los que hicieron y no robaron o a los que robaron pero mal hicieron?