Ineptitud a toda máquina

Los conductores y peatones padecemos la inseguridad que genera el caos vehicular
Los guayaquileños, de enero a diciembre, día a día, enfrentamos un tráfico incontrolado, donde los agentes de tránsito Parecieran más decorativos que efectivos en poner orden en las vías.
Los conductores y peatones padecemos la inseguridad que genera el caos vehicular. Basta pasar a cualquier hora, entre las 08:00 y las 19:00, por las calles Vélez, en la intersección con Chile, y Clemente Ballén y Chile, y encontraremos autos estacionados en doble fila a vista y paciencia de los agentes de tránsito.
Los reyes de la anarquía vehicular son los choferes de transporte público, para quienes la luz roja, el pare o las intersecciones de las calles son adornos en la ciudad; es así como interrumpen y caotizan el tránsito, una vez más, a vista y paciencia de los agentes de la ATM.
Si a esta situación le sumamos que tras todo atasco, paradójicamente, hay uno o algunos agentes de la ATM, surge la incógnita: ¿estarán preparados?, porque en la práctica pareciera que no.
Así las cosas, los agentes de la ATM parecieran más un elemento decorativo en la ciudad, con sus uniformes parecidos a los agentes australianos y/o británicos. Pero otra cosa es estar preparados para dirigir de manera eficaz el tránsito.
En su favor, son casi inexistentes los casos de que algún agente de la tropa u oficialidad haya pretendido beneficiarse extorsionando a algún conductor, al más puro estilo “vacuna”, como sucede casi de manera generalizada en la ANT, como hemos visto en diversos videos en las redes sociales.
En cuanto a la tropa de la ATM, esos jóvenes agentes transportándose en bicicletas o patinetas eléctricas, siempre dispuestos a auxiliar al transeúnte, es lo rescatable.
En cuanto a la corrupción en los puestos dirigenciales, hay circunstancias que hacen dudar en ambas instituciones. Ejemplo: placas, licencias y fotorradares; casos denunciados por este Diario y que están siendo objeto de la correspondiente investigación.
De lo dicho queda claro que en cuanto al ordenamiento, control y manejo del tránsito, por los agentes de la ATM, institución encargada, la ineptitud campea evidentemente A Toda Máquina.