Irresponsabilidad y autoengaño

Caso contrario, seguiremos desilusionados por autoengaño e irresponsabilidad a la hora del sufragio.
En la estrategia de ‘marketing’ político, se suele decir que el discurso del candidato a cualquier dignidad de elección popular debe decir lo que el público objetivo desea escuchar. Ejemplo: si comparece a una comunidad feminista, su discurso debe girar en torno a dicho tema. Otra práctica dentro de la estrategia política es tocar la sensibilidad con frases que sean interpretadas por el elector según sus expectativas. Ejemplo: “esperanza”, palabra que lo dice todo, pero no compromete al candidato en nada; será interpretada por cada uno de los electores de acuerdo a sus propias expectativas. Para unos será conseguir empleo, para otros obtener vivienda barata, etc. Es así como la mayoría de candidatos al presentar su plan de trabajo lo hacen con generalidades. Llegado el día del sufragio, el elector vota de manera emocional, acorde a la expectativa que se ha hecho en su imaginario.
De salir electo su candidato, ya en el ejercicio del gobierno, el elector se decepciona porque el gobernante no cumple con sus expectativas, razón por la cual se siente engañado, decepcionado, pasándose al bando de los contrarios; participando por tanto de manera activa en cuanta protesta se realice en contra del gobernante.
Lo anteriormente descrito es una de las razones principales de la ingobernabilidad, y en algunos casos, de la caída del gobernante.
El voto emocional e irracional ha llevado al Ecuador a tener gobiernos desastrosos; pero debemos preguntarnos si nos engañaron en campaña o nos autoengañamos al votar irracionalmente.
La respuesta lógica es la última. Con el voto irracional, al elegir por caras simpáticas u ofertas no sustentadas, el resultado es el desgaste por desilusión y caída del gobierno.
Para romper este 20 de agosto ese círculo vicioso se debe votar de manera racional, preguntándonos cuál es el programa de gobierno que dice: ¿qué va a realizar?, ¿cómo y con qué recursos lo hará?, ¿si existe o no el financiamiento?, ¿en qué tiempo lo ejecutará y cuándo será una realidad? Caso contrario, seguiremos desilusionados por autoengaño e irresponsabilidad a la hora del sufragio.