El país que soñamos para 2023

Para lograr aquello debemos elegir gobernantes honestos, capaces; debemos adoptar un modelo educativo en el que la convivencia sea respetuosa, comprometida en favor de la comunidad.
Próximos a finalizar el 2022, e iniciar el 2023, es tiempo de reflexión sobre el año que fenece y proyectar las metas del año que inicia.
En el que concluye tenemos un país tomado por la delincuencia y una Asamblea prodelincuencial y proimpunidad.
Vivimos en la sociedad del matoncito de barrio, del vivo criollo, para quien lo suyo es suyo y que considera que lo del resto también le pertenece.
Vivimos en la sociedad de la impunidad a la carta; todo es cuestión de llegar al precio.
Tenemos este país, por elegir a acólitos de la delincuencia, quienes elevaron a la categoría de virtud al irrespeto a los derechos fundamentales de la convivencia ciudadana.
El país en el que los complotadores contumaces representan únicamente sus intereses personales o partidistas, total la ciudadanía solo es importante para la votación.
Tenemos esos políticos que practicando el paternalismo, en el discurso venden sueños, pero en la realidad reparten miseria, construyendo así una sociedad inútil, dependiente del favor político.
En este punto cabe un ejemplo doméstico: en la familia responsable se reparten tareas del hogar según las capacidades y edades de los integrantes; se prepara a los hijos para que cuando alcancen la mayoría de edad se independicen. En la sociedad debería ser igual, pero en el mismo ejemplo de la familia, si el hijo mayor de edad no trabaja, procrea irresponsablemente, pero sigue viviendo con su mujer e hijo a costillas de su padre, tal situación arruina y destruye a la familia. Esa última es nuestra realidad luego de 15 años de revolución ciudadana correísta y su socialismo del siglo XXI.
Nuestro propósito para el 2023 debería ser lograr un país de paz, de prosperidad, de principios y respeto, comprometido con el progreso en equidad, en el que cada quien reciba con base en su esfuerzo y resultados. Para lograr aquello debemos elegir gobernantes honestos, capaces; debemos adoptar un modelo educativo en el que la convivencia sea respetuosa, comprometida en favor de la comunidad. Solo así nuestros hijos y nietos tendrán la oportunidad de vivir en el país que soñamos.