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Políticos de cristal

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Por las características, un símil con la generación de cristal que esconde prejuicios que los hipersensibilizan, desfigurando realidades

Con la reciente sanción impuesta por el CAL al asambleísta Fernando Villavicencio, a consecuencia de haber expresado en sendos tuits contra la asambleísta correísta Patricia Muñoz que: “se parece a Betty la fea” y que quedó “como puerco”, cabe traer a la frágil memoria de los ecuatorianos en general y de los seguidores del ‘Mashi’ en particular, quienes al parecer sufren del síndrome de memoria cortoplacista y en lo político se identifican con la generación de cristal, por su actitud de creer que solo ellos tienen derecho a denostar contra los demás, pero los demás no pueden ni deben referirse denostativamente contra ellos, porque por su excesiva sensibilidad, cual cristal, se fisuran y resienten. Para ellos y su falta de memoria, les comparto parte de los insultos que cual incontinencia verbal, escuchamos de su “líder”, el expresidente Correa, por 10 años, en las sabatinas: amorfo, arribistas, basura, bruto, buitre, canalla, ‘caretuco’, cínico, corrupto, enano, ‘latin lover’, estúpido, estafador, fantoche, gallinazos, garroteros, hipócrita, idiota, ignorante, imbéciles, inmoral, ladilla, ladrón, matón de barrio, mercenaria, miserables, mitómano, momias cocteleras, narcopolíticos, pelafustanes, pelagatos, pillos, pitufo, poncho dorado, porquería, puercos, sátrapas, sinvergüenza, terroristas, títere, vacas sagradas, vende patria, bestias salvajes, cucarachas, criminales, gordita horrorosa, pasquín, prensa corrupta, sicarios de tinta, Tarzán de bonsái.

¿Por qué políticos de cristal? Por las características, un símil con la generación de cristal que esconde prejuicios que los hipersensibilizan, desfigurando realidades; tal como sucede con ciertos correístas, tratándose de corrupción y narcopolítica; desfigurando los negociados con Petrochina, porque en aquello no quieren pensar, menos hablar, ya que en su psiquis, aquello fue una negociación común, dentro del ‘sistema de negociación de la época’, deformando así la corrupción que salta hoy gracias a la justicia extranjera, la cual es rechazada por aquellos políticos inefables todopoderosos de ayer, hoy de cristal.