Populismo y centralismo, lo mismo

"Hay que tener presentes las características y particularidades de este sistema electorero y modelo de gobierno que nos tienen sumidos en la pobreza"
El caldo de cultivo para que el populismo se haya instalado como parásito en la política nacional lo constituyen el descontento e insatisfacción popular, las necesidades primarias desatendidas o ineficientemente prestadas, población mayoritariamente empobrecida, barrios, pueblos y ciudades abandonados, decadentes; desempleo y subempleo; delincuencia incontrolable, tráfico de drogas; etc. En resumidas cuentas, el populismo necesita de un pueblo en circunstancias altamente vulnerables, con grandes inequidades, abonando así el terreno para la llegada del “Mesías“, el salvador del pueblo, que les ofrezca una vida mejor a punta de gratuidad, bonos solidarios y fortaleza de carácter para combatir la delincuencia y corrupción. Una suerte de superhéroe bipolar que luego desenmascara su naturaleza de villano.
Estamos en precampaña electoral no oficial. Hay que tener presentes las características y particularidades de este sistema electorero y modelo de gobierno que nos tienen sumidos en la pobreza, delincuencia organizada, división y corrupción desde los más altos a los más bajos niveles del poder. Por ello debemos estar atentos al “discurso populista”, el cual ofrece:
- Eliminar las diferencias entre ricos y pobres. Salud y educación gratuita, a más de vivienda digna y a bajo precio.
- Devolver el poder político al pueblo, nacionalizando sectores estratégicos, engañando al pueblo, para ser los del gobierno, los que en nombre de este exploten los recursos para enriquecimiento propio.
- Capturar el sentimiento popular contando la “historieta de su vida”, para que el pueblo en él se vea reflejado e imagine que, por su intermedio, gobierna.
- Expectativas de bienestar y riquezas irrealizables a corto plazo para el pueblo, pero no para el gobernante corrupto y su círculo de poder.
- Instaurar y/o mantener el centralismo como espacio ideal para su ejecución y lograr que su voluntad esté por sobre la justicia, la ley y la institucionalidad.
Por lo dicho, debemos estar atentos a los discursos de campaña y conscientes de que para los políticos corruptos, centralismo y populismo son lo mismo.