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La quinta columna

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Los continuos boicots de la oposición a los proyectos de ley propuestos por el Ejecutivo para combatir la inseguridad son evidentes; por tanto, la responsabilidad de la inseguridad reinante en la narcorepública del Ecuador es de la oposición mayoritaria en la Asamblea, verdadera enemiga de la sociedad.

Se denomina quinta columna a la situación de confrontación de un sector de la población que mantiene ciertas lealtades hacia el bando enemigo.

El afán de la oposición de tumbar al gobierno del presidente Guillermo Lasso es manifiesto. Así se evidencia luego del fallido intento del correísmo de destituirlo por generar, supuestamente, conmoción interna, tras el levantamiento indígena en el presente año; y ahora, pues tras la declaración del presidente de la República de padecer cáncer a la piel, pretenden destituirlo por “incapacidad física para gobernar”. Visiblemente, cualquier pretexto es bueno para los embriagados por el poder, desesperados por la impunidad, atrincherados en la Asamblea Nacional y en sectores del poder Judicial, para quienes el retorno del correísmo es vital, a fin de sepultar los escándalos y juicios por la corrupción de los 10 años del gobierno de Rafael Correa. Para lograr aquello se les hace necesario sembrar en la conciencia ciudadana el descontento generado por la sensación de inseguridad civil e incapacidad, destacando la imagen de un gobierno de ‘kindergarten’, conformado por jóvenes inexpertos, teóricos e ineficientes; convertidos por el presidente en funcionarios desechables, como lo revela la poca duración en sus cargos y la alta rotación en las diversas carteras de gobierno.

Los continuos boicots de la oposición a los proyectos de ley propuestos por el Ejecutivo para combatir la inseguridad son evidentes; por tanto, la responsabilidad de la inseguridad reinante en la narcorepública del Ecuador es de la oposición mayoritaria en la Asamblea, verdadera enemiga de la sociedad. Tal es así, que impiden la derogatoria de las leyes proimpunidad, prodelincuenciales; se rehúsan a devolverle el uso de la fuerza a la Policía nacional y FF. AA., sus legítimos detentadores, acorde a la Constitución; ignoran la necesidad de crear la ley que regule la protesta social y viabilice el derecho a la resistencia pacífica. Por esa inacción se han convertido en custodios de la impunidad, protectores de los vándalos y en quinta columna en contra de la democracia.