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Santería política

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Quieren que pase desapercibida la corrupción de Petroecuador y Petrochina, corrupción que hace ver al arroz verde como limosna en cuanto a montos se refiere, convertido en el cuco de los escándalos para los prófugos sentenciados por delitos de corrupción.

La política ecuatoriana se parece a las prácticas utilizadas por los santeros, que adoran a varios santos u ‘orishas’, que combinan varias religiones de origen africano, llenos de fetichismo, mezclados con elementos cristianos. Así tenemos el vudú, shangó, etc.

Esas que invocando a santos católicos realizan rituales de santería, brujería, etc.

Esta práctica surgió en Mesoamérica y en la América del Sur tras la conquista española, con el comercio de esclavos y la evangelización de las “Indias” por parte de la Iglesia. Los indígenas y los esclavos africanos para no ser castigados por la Iglesia y continuar soterradamente rindiendo culto a sus deidades propias, adoptaron imágenes de santas de la Iglesia; ejemplo lo constituye en la santería Yemayá (madre de todos los seres vivos), representada en la imagen católica de la Virgen María.

En la política actual, especialmente en la Asamblea, al igual que en la santería, los asambleístas responden a muchos dioses y se cambian de creencia según su conveniencia; pero lo hacen camuflados en una supuesta democracia, y manifiesto supuesta, porque en la práctica lo que ejercitan es la anarquía total. Rebasando sus propias competencias, legislan en contra de la ciudadanía, en favor de la delincuencia y la impunidad, a más de conspirar contra el Ejecutivo.

Al igual que en la santería, nos inundan de espectáculos y rituales para distraer nuestra atención y que no veamos el resto de la corrupción del gobierno de la RC, revolución ciudadana del expresidente Rafael Correa.

Quieren que pase desapercibida la corrupción de Petroecuador y Petrochina, corrupción que hace ver al arroz verde como limosna en cuanto a montos se refiere, convertido en el cuco de los escándalos para los prófugos sentenciados por delitos de corrupción, autodenominados exiliados políticos.

Es por eso que cual prácticas santeras quieren hechizarnos, distrayéndonos con la pugna con el CPCCS, con la derogatoria a la Ley de Fomento Productivo, y con tanto espectáculo, invocando los poderes de sus ‘santos’ prófugos, tal cual si de santería política se tratara.