Transparencia electoral

El sufragio en definitiva se constituye en la constancia física de la aceptación del compromiso entre mandante y mandatario
Desde el retorno a la democracia, las denuncias de fraude en los procesos electorales han sido una constante; más aún en los gobiernos de la Revolución Ciudadana; por tanto la transparencia en los procesos electorales se convierte en una necesidad imperiosa.
El sufragio en su naturaleza obligatoria se define como deber; el sufragio desde su naturaleza voluntaria es entendido como derecho.
El voto como derecho solo puede ser asociado al régimen democrático cuando es concebido como un derecho universal; es decir, inherente a los seres humanos, independientemente de la nacionalidad, etnia, sexo, creencia religiosa; etc.
El derecho al sufragio comprende dos ámbitos, uno en su aspecto activo, que se manifiesta en el ejercicio del voto el día de las elecciones, y otro en su aspecto pasivo, el cual hacen efectivo los ciudadanos al postularse como candidatos posibles de ser electos a través de la celebración de las elecciones.
El sufragio en definitiva se constituye en la constancia física de la aceptación del compromiso entre mandante y mandatario, del denominado contrato social, mediante el cual el pueblo como parte integrante del tejido social, acoge el proyecto, programa y modelo de gestión política económica, propuesta por el candidato.
En este punto, se debe hacer un llamado de atención en la necesidad de fortalecer la institucionalidad de los partidos políticos, incentivando al interno de ellos el desarrollo de una verdadera carrera política. Otro punto a tener en cuenta es la necesidad de educar al votante en cuanto a política se refiere. Tener conciencia de que se debe elegir a quien en su vida privada haya evidenciado rectitud, ética, honestidad y capacidad en su accionar; he ahí la importancia del voto y de que se lo respete, ya que su vulneración constituye el delito electoral denominado fraude.
El fraude electoral, a más de ser un delito, pisotea la voluntad popular, desconociéndola en su calidad de mandante. De ahí la obligación de la ciudadanía de hacer respetar su voto, y de los entes de control de asegurar la transparencia del proceso electoral.