Tregua

Para determinar si se alcanzó la paz debemos preguntarnos si los violentos renunciaron a las nueve demandas pendientes
El jueves 30 de junio del presente año debería ser de algarabía para quienes anhelábamos el cese de las hostilidades por parte del levantamiento indígena, tras 18 días de una sociedad secuestrada por la barbarie de los violentos.
Para determinar si se alcanzó la paz debemos preguntarnos si los violentos renunciaron a las nueve demandas pendientes y se dieron por satisfechos con la disminución de los 15 centavos a la gasolina extra, ecopaís y el diésel. Caso contrario, lo que se habría logrado es solo una tregua de 90 días.
Si no se logró la paz definitiva, ¿cual fue el objetivo? Para los violentos ganar tiempo, replegándose a sus comunidades a descansar, reorganizarse, replantear estrategias; convencer a sus financistas de que inviertan más dinero, de manera tal que hasta eso, integran el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social con afines al correísmo, para que los corruptos y los violentos se aseguren impunidad.
¿Qué ganan Iza y la Conaie? Tal como se menciona en el libro de Iza, “el estallido”, llegar al poder de manera violenta e instaurar un gobierno comunista indigenista bajo el lineamiento mariateguista. Para lograrlo requieren a Pachakutik, UNES y otros afines, para tumbar al binomio Lasso-Borrero y replicar el golpe de la camioneta, que subió a Alarcón a la Presidencia de la República, solo que en esta ocasión, el presidente de la República sería el actual presidente de la Asamblea, Virgilio Saquicela, y se pasaría a elegir al vicepresidente, que con seguridad sería Leonidas Iza; de manera tal que al igual que con Guadalupe Llori, a Saquicela la Presidencia de la República le duraría poco.
Así las cosas, el presidente Lasso debe direccionar sus esfuerzos a lo social, sin descuidar lo político, y aprovechar el hastío de la sociedad civil contra la Asamblea y contra los violentos; legislar de la mano del pueblo mediante consultas populares que permitan fortalecer la seguridad, la institucionalidad, la justicia; atraer inversión, generar confianza, estabilidad; desarrollar empleo y ganarse el respaldo popular. Solo así habrá valido la pena la tregua.