Venezuela o Sinaloa
Los últimos 6 años, los ecuatorianos, en lo económico, temíamos convertirnos en Venezuela, no solo por continuar en la práctica, los 2 últimos años del correato, y los 2 primeros del morenato, bajo el mismo modelo narcosocialista corrupto del siglo XXI, sino por el caos existente en un gobierno cuyo gobernante era visible solo en la foto y cuyos ministros gobernaban sus carteras de Estado como feudos propios.
Tanto en el proceso preelectoral como en el electoral propiamente dicho, el temor de convertirnos en Venezuela se incrementó y hasta se exacerbó cuando el socialismo del siglo XXI retomó el poder en la Argentina, de la mano de la rama kirchnerista del peronismo, retorno cuyo resultado económico catastrófico fue mundialmente observado, con sorpresa, horror y temor.
En el totalmente polarizado Ecuador, las elecciones de primera vuelta encendieron las alarmas ante la posibilidad de que se apliquen los resultados argentinos y que el socialismo del siglo XXI retorne de la mano del ungido por Correa. Dicho peligro fue momentánea y apretadamente superado en la segunda vuelta; alejando así, aparentemente, la posibilidad de convertirnos en lo económico en una segunda Venezuela.
Superada la euforia electoral y retornando paulatinamente a la normalidad, luego de meses de confinamiento y toques de queda, retomamos la lamentable realidad ecuatoriana, esto es, el Ecuador convertido en narcorepública los últimos 14 años, no solo por el incremento en toneladas de alcaloide, sino también por cuanto es evidente la lucha territorial entre los carteles internacionales del narcotráfico, con el incremento también de sicariatos, no solo en las calles, sino también en las cárceles.
El lavado de activos es ya descarado, replicando prácticas utilizadas por el difunto zar de la droga, Pablo Escobar. El sistema piramidal de captación ilegal de dinero, para pagar intereses que representan un 90 % de ganancia, así lo demuestra.
Por lo manifestado, queda claro que hemos superado, momentáneamente, el riesgo de ser como Venezuela; pero estamos, en picada hacia convertirnos en Sinaloa.