Mónica Cassanello | 20 corredores seguros

En todos los puntos cardinales de la ciudad existen calles que tradicionalmente han congregado a los ciudadanos
Guayaquil se ha ido apagando. Decía un reconocido periodista español que vivió en esta ciudad en dos épocas distintas, que le parecía mentira que en apenas 15 años la urbe fiestera y bulliciosa que conoció a fines de los 90 hubiese perdido ese espíritu que la hacía tan encantadora. Lo dijo cuando regresó al país en la segunda década de este siglo. ¿Qué diría hoy al ver tantas calles desoladas y con noches tan silenciosas?
Las autoridades deben emprender cuanto antes acciones para que la población pueda reapropiarse del espacio público, pero eso no ocurrirá mientras la gente no se sienta segura. Ante nuestra realidad de violencia, microtráfico, ‘vacunas’ y delincuencia común, es necesario dar pasos iniciales concretos que lleven a rescatar ciertas zonas icónicas de Guayaquil, para luego continuar con otros sectores.
En todos los puntos cardinales de la ciudad existen calles que tradicionalmente han congregado a los ciudadanos, y otras nuevas que han surgido en los últimos años como puntos de concurrencia. En el sur, la Dolores Sucre, Ernesto Albán Mosquera, El Oro, Guaranda. La Numa Pompilio Llona en Las Peñas. En el centro, Aguirre, Panamá, Chile, la Av. 9 de Octubre en sus dos tramos y la calle Tungurahua en el barrio Orellana. En Urdesa las avenidas Víctor Emilio Estrada, Las Lomas, Las Monjas, Circunvalación Sur y la calle Guayacanes. Las avenidas principales de Miraflores y Los Ceibos y la Leopoldo Carrera. De igual forma la Av. Agustín Freire Icaza en La Garzota, la Rodolfo Baquerizo Nazur en La Alborada. Todas estas vías deberían contar con resguardo policial permanente, trabajando en conjunto con agentes de control municipal, para garantizar que por lo menos en estos corredores no exista inseguridad, ni de día ni de noche. Paralelamente, se deberían establecer incentivos, como rebajas en impuestos a los establecimientos ubicados en estos corredores que realicen mejoras en sus locales, y dar mantenimiento a estas áreas, embelleciéndolas con arbolado, iluminación nocturna y bancas que permitan disfrutarlas plenamente. Nuestra gente es novelera y entusiasta. La reactivación económica no se haría esperar y Guayaquil comenzaría a renacer.