Mónica Cassanello: Ejemplar en todo
Todo este patrimonio cultural e histórico puede ser disfrutado sin temores
Desde hace tiempo se ha convertido en el destino favorito de los guayaquileños en la Sierra por su relativa cercanía -cuando no se interrumpe la vía por deslaves-, pues el estar a solo tres horas de distancia hace que grupos de amigos y familias la visiten incluso entre semana, solo para pasar el día. Es asimismo, la ciudad más cercana a Guayaquil a la que llevamos con orgullo a los turistas extranjeros, más aún ahora, cuando nuestra reputación internacional está tan venida a menos por artículos de medios de comunicación que son reconocidos mundialmente. En Cuenca les mostramos que nuestro país es hermoso y que todavía hay lugares donde uno puede pasear con tranquilidad.
Es que esta preciosa ciudad es ejemplar en todo. Además de su belleza natural, por su verdor y por estar atravesada por cuatro ríos, su entorno próximo está lleno de atracciones y puntos de interés.
Como destino gastronómico es inigualable. La oferta es enorme y variadísima, dando la posibilidad de degustar platos típicos y de fusión en restaurantes que funcionan, en su gran mayoría, en casas patrimoniales restauradas que permiten apreciar no solo la riqueza arquitectónica de la urbe sino que transmiten también su identidad y la idiosincrasia cuencana. Lo mismo ocurre con sus alojamientos, pues tanto los hoteles boutique como los sencillos hostales conservan el encanto morlaco en cada una de sus estancias. Y sus museos, iglesias, conventos, plazas y parques, que son verdaderos tesoros, se alternan con pequeñas tiendas, negocios, oficinas, heladerías y cafeterías que funcionan en su centro histórico, lo que mantiene vivo al corazón de la urbe. Y todo este patrimonio cultural e histórico puede ser disfrutado sin temores porque tanto sus autoridades como sus ciudadanos se esfuerzan por preservar la seguridad, a la vez que planifican su desarrollo con miras a encaminarla hacia el progreso, pues ya se programa la construcción de un nuevo aeropuerto.
Por si todo esto fuera poco, no ha permitido que se pierdan sus tradiciones. Pasar las fiestas de Navidad y Año Nuevo en Cuenca es trasladarse en el tiempo y revivir las celebraciones de épocas pasadas rodeados de esa mezcla de nostalgia, magia y alegría que solo es posible experimentar en esta joya del Ecuador.