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Nosotros, vosotros, ellos

Avatar del Mónica Cassanello

Lograr un mejor país para vivir es una pelea de todos.

Un estudiante de 15 años atacó a su profesora con un cuchillo en un colegio de Guayaquil. ¡Ya la violencia entró a las escuelas! Ya no solo está afuera, junto con las adicciones, la corrupción y los delitos, asechando a niños y adolescentes. La delincuencia -común y organizada- ha traspasado ya todos los límites imaginables. ¿Quién debe actuar para combatirla, para recuperar la tranquilidad y para que esta generación que sufre los efectos del ataque narco y la pospandemia tenga una opción de vida digna, alejada del crimen y la corrupción? ¿El presidente de la República? Sí, pero no solo él. El Gobierno debe, de inmediato, concentrarse en la depuración, equipamiento y capacitación de la Policía, y a la vez empezar a entregar los recursos que con urgencia se requieren para volver eficiente el sistema de salud, para dar educación integral en las ciudades y en la ruralidad, y para emprender obra pública que cree nuevos empleos, porque la juventud no podrá escapar de la tentación del sicariato y el microtráfico si no tiene una opción real para subsistir. También los gobiernos seccionales deben hacer su parte, con la recuperación de espacios públicos, con más parques, bibliotecas, canchas deportivas, actividades culturales, vigilancia... para mejorar la calidad de vida en lo cotidiano. ¡Y por supuesto, la Asamblea! Ella tiene que -antes que dar paso a ningún juicio político- promulgar con agilidad y urgencia las leyes indispensables para combatir la impunidad y la corrupción, principalmente en la función Judicial. Y asimismo, en coordinación con el Gobierno y con el aporte de una Corte Constitucional verdaderamente consciente de las demandas que la población considera prioritarias, y de la grave crisis que vivimos, viabilizar los cambios en la estructura del Estado, cruciales para empezar a rescatar al país y cuya realización no es posible en la actualidad por los candados que la Carta Magna impone.

Falta, sin duda, la parte que nos toca a los ciudadanos. Volvamos, en todas las familias ecuatorianas, a inculcar con vehemencia la honestidad, la solidaridad y el patriotismo, para desterrar la descomposición moral que nos está ahogando. Lograr un mejor país para vivir es una pelea de todos.