El Ecuador ingenuo murió

Plañen las campanas
“Nadie es una isla completo en sí mismo; cada hombre es un pedazo del continente, una parte de la tierra. Si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia. La muerte de cualquier hombre me disminuye porque estoy ligado a la humanidad; y por consiguiente, nunca hagas preguntar por quién doblan las campanas: doblan por ti”. Esta cita de John Donne, con la cual Ernest Hemingway nos introduce en su novela Por quién doblan las campanas, debería removernos tras este fatídico miércoles. El 9 de agosto de 2023, al final de la tarde, el Ecuador ingenuo murió. Venía desangrándose por más de cinco años y empezó a agonizar tras el asesinato del alcalde de Manta. Con la muerte de Fernando Villavicencio en manos de un sicario, dejó de existir definitivamente. La isla de paz es hoy un campo minado. Somos una nueva Colombia, un nuevo México, pero recorriendo vertiginosamente el camino de deterioro que a esas naciones les tomó décadas transitar. El 9 de agosto de 2023 el Ecuador se partió y no podemos seguir fingiendo que nada pasó. Si no somos capaces de reaccionar ante tan profundo remezón, irremediablemente seremos un país zombi, que deambula hacia su total perdición.
En este momento de inflexión tenemos que involucrarnos todos y pensar qué se puede hacer para salir adelante, y actuar. Una vez más apelo a la toma de conciencia individual para lograr el cambio colectivo. Empecemos -cada uno- por dejar hoy, ahora, en este instante, cualquier tentación de romper con viveza criolla una regla establecida. El domingo 20 votemos haciendo caso a nuestros principios y valores, no en función de conveniencias; y compartamos ese análisis con familiares, amigos, colaboradores. Que instituciones que aún tienen credibilidad, como la Academia y la Iglesia, transmitan información confiable que la población pueda consultar para que vaya a elegir conscientemente.
El 9 de agosto de 2023, tras miles de asesinatos, otro hombre ecuatoriano murió, desbordándolo todo, y ya el Ecuador entero quedó irreversiblemente disminuido. Plañen las campanas.