Ecuador tiene lupus
A menos que con las próximas elecciones queramos volver a lo que hoy lamentamos, o arriesgarnos a lo que vemos en Perú, Chile y hasta en Colombia
Con el país sumergido en violencia por el combate al narcotráfico y siendo ese el problema prioritario a enfrentar, los otros temas urgentes se irán abordando en la medida que la emergencia de seguridad lo permita. Es cierto que no se han solucionado las graves falencias en la educación, que la vialidad sigue destruida tras el duro invierno, que el sistema de salud continúa preso de la corrupción, pero se ha dado un paso inicial al cuantificar y reconocer la deuda del Estado con el IESS. Y no obstante que el haber puesto en orden la macroeconomía nos suena lejano y hasta indolente ante nuestra realidad familiar por el notable incremento de precios de casi todo, hay que reconocer que era una tarea ineludible e impostergable. Quienes vimos con preocupación e indignación la bola de nieve que se fue gestando durante 14 años en los dos gobiernos anteriores, con el incremento desmedido de la burocracia, el desfalco al seguro social, el endeudamiento desmesurado y el despilfarro y latrocinio de la bonanza petrolera, sabíamos que la bomba estallaría, tarde o temprano, a quien tomara el poder. Le tocó a Lasso. Y a ese gran hueco resultante se sumó la crisis por la pandemia, agravada por la guerra ruso-ucraniana. La inseguridad, asimismo, se fue incubando durante esos mismos 14 años, al eliminar la base de Manta y no tener radares, al abrir las fronteras indiscriminadamente y poner en vigencia la tabla de consumo de drogas y leyes que favorecen a los delincuentes y desprotegen a la fuerza pública. Lasso está cosechando esa siembra funesta y al intentar hacer cambios se estrella contra una Constitución blindada, una institucionalidad corrompida y una clase política desalmada. El camino que estamos emprendiendo en esta lucha dispar va a ser cuesta arriba y largo. Nos toca: a la población en general, pagar los impuestos; al empresariado, proteger el empleo a toda costa; y a todos, resistir y alivianar la carga del pueblo, que es quien pone gobernantes, para que sientan una mejoría en su calidad de vida. A menos que con las próximas elecciones queramos volver a lo que hoy lamentamos, o arriesgarnos a lo que vemos en Perú, Chile y hasta en Colombia.
Cuando un organismo se ataca a sí mismo, se dice que tiene una enfermedad autoinmune...