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Entre guerras

Avatar del Mónica Cassanello

Estamos existiendo entre guerras, pero no podemos resignarnos simplemente a sobrevivir, ni detenernos

He comenzado a despertar con angustia... En una semana se cumplirán dos años del inicio del confinamiento por la pandemia y no hay persona que no me haga el mismo comentario: "parece mentira todo por lo que hemos pasado". Ha sido un tiempo duro, doloroso, de incertidumbre. Y sí, no salimos de una para entrar en otra. Ahora que empezábamos a sentir cierta tranquilidad frente al virus, una nueva preocupación nos agobia. La Tercera Guerra Mundial, la que siempre hemos visto con horror y que significaría la destrucción de la humanidad, podría ocurrir. ¡Más incertidumbre por delante! Como dijo un colega: "tendremos que seguir en modo de supervivencia". En apenas dos semanas el mundo se ha convulsionado. Los negocios, la producción, empiezan a afectarse. La inflación se sentirá pronto. Y hay gente inocente muriendo. Pero a esta tensión mundial, nosotros tenemos que sumarle la delincuencia imparable que nos rodea, el sicariato que mata a diario, los jóvenes perdidos en la adicción y el microtráfico. Y mientras el país se resquebraja, los asambleístas y los dirigentes políticos, increíble, vergonzosa y decepcionantemente, están concentrados solo en maquinar estrategias para arrancharse el poder. ¡Qué falta de dignidad, de conciencia y de visión! ¿Qué tal si todo acaba hoy, que dependemos de la decisión de un ser que está al otro lado del planeta y que movido por la ambición tampoco es capaz dimensionar la devastación y el sufrimiento que traería una guerra nuclear? La codicia y las ansias de poder han movilizado a las grandes potencias como no lo ha logrado la sentencia inminente del cambio climático, que avanza sin control.

He comenzado a despertar con angustia... Estamos existiendo entre guerras, pero no podemos resignarnos simplemente a sobrevivir, ni detenernos. No encuentro otra manera de vivir estos tiempos que poniendo mi confianza en Dios, en su poder, en su bondad; para tener esperanza en un futuro para nuestros hijos, para vivir con serenidad, con sabiduría y con el pragmatismo necesario para seguir adelante e incluso con ilusión, aun entre tanta guerra.