El mensaje que esperamos

ntras escribo, el presidente de la República da su mensaje tras un año de gobierno. La vacunación y sus esfuerzos macroeconómicos son destacables, pero no podemos celebrar nada ni esperar con optimismo sus nuevas promesas sin tener algo tan fundamental como la seguridad.
No queremos irnos antes de tiempo. Dos muertes prematuras, pero por distintas causas, nos acaban de sacudir. La de la inolvidable periodista, que impactó por lo inesperada y porque se perdió una de las pocas voces con credibilidad. Y la del joven rescatista de animales, que conmocionó por su crudeza y por lo injusta, pues ratificó que no estamos seguros en ninguna parte, que salir es cada vez más una aventura arriesgada y que hay que tener la suerte de no ser confundido con ningún objetivo del sicariato, o de no estar ni a la hora ni en el sitio que nos lleven a ser blanco de una bala perdida. El dolor por la muerte es estremecedor, pero aniquila y desquicia cuando es producto de la maldad, el azar, la delincuencia o la desidia. Algo que se está repitiendo con abrumadora frecuencia.
Mientras escribo, el presidente de la República da su mensaje tras un año de gobierno. La vacunación y sus esfuerzos macroeconómicos son destacables, pero no podemos celebrar nada ni esperar con optimismo sus nuevas promesas sin tener algo tan fundamental como la seguridad. Cuando asumió el poder muchos nos permitimos soñar con un futuro diferente, con la esperanza de que esta vez contaríamos con un líder con un profundo deseo de trascender. En esta realidad sobrecogedora quisiéramos ser sorprendidos por un liderazgo efectivo y motivador, que nos transmita, por su convicción y determinación, la confianza y disposición requeridas para luchar contra un enemigo tan colosal, que debe ser objetivo prioritario, pues lo que estamos atravesando es un infierno que no puede continuar.
Por la historia hemos conocido de estrategias sorprendentes, arriesgadas y audaces, que contra todo pronóstico y lógica derrotaron a adversarios aparentemente invencibles. Queremos que esos hechos heroicos y sus resueltos gestores inspiren a autoridades y ciudadanos para rescatar al país. Queremos grandeza. Poder contarle al mundo que conseguimos la inmensa hazaña de volver a vivir en paz. Hoy queremos que nos digan que hemos empezado a recorrer el camino para lograrlo. Ese es el mensaje que queremos escuchar.