Paúl Palacios: En su cumpleaños
El mejor homenaje en el que sería su cumpleaños, es ofrecerle a Jesús el propósito de emularlo un poquito nada más
Como lo relato en el libro que publiqué por estos días el año pasado: nací en un hogar de una madre católica, de misa diaria con velo, de lectura de la Biblia y de rosarios, y de un padre agnóstico. No recuerdo una sola oportunidad en que existiera un desencuentro por temas religiosos, o simplemente una observación por las creencias del otro.
En ese ambiente crecí convencido de la existencia histórica de Jesús, de su indudable carácter de superioridad moral, y de las bondades de su mensaje. Tuve siempre el estímulo en casa de la cercanía con la Iglesia, y jamás una palabra en sentido opuesto.
Cometí el error de leer a Nietzsche muy temprano, quizá a los catorce años, pese a las prohibiciones de mi papá. Cada vez que me prohibía leer algo por mi corta edad, lo leía a escondidas; lo que sospeché que era su propósito.
A pesar de sus creencias, siempre coincidían en torno de la filosofía cristiana: dar sin esperar recibir, sanar a otros con la vida misma si es necesario, templanza y determinación como Jesús en la cruz. Eran muy similares en eso, y aquello llevó a mis hermanos a ser médicos; en una vocación que admiro.
Yo tuve la oportunidad de escaparme de esa conscripción de por vida. Pero hubo un instante, un giro en mi vida, que determinó mi aproximación a la religión, hoy inseparable. Ese instante fue el momento en que dejé de racionalizar la fe. Dejé de buscar una explicación científica para aquello que solamente se puede explicar con el convencimiento de que existe un ser superior bueno, y que tengo una misión acá, una especie de Mensaje a García.
No me he vuelto litúrgico, y me duelen algunas cosas que no entiendo en el actuar político de Roma; pero aún con todas aquellas cosas que no acepto o no me gustan, valoro que muchísimos integrantes de la Iglesia católica son faros de luz y esperanza en momentos difíciles de la humanidad.
Este sería un mundo mucho mejor, si viviéramos un poquito como Él pregonó.
Mañana cumpliría años un joven que murió en una cruz, pero al que le puedes dar vida en tu corazón. No quería que el día pase desapercibido por atender a Papá Noel.