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Paúl Palacios: ¿Cuál es la diferencia?

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El peor negocio para un país es tener reputación de ‘malapaga’

Pocos países son tan parecidos en casi (casi) todo como Perú y Ecuador. Sin embargo, a pesar de las inestabilidades políticas de ambos países, en cuanto a inversión extranjera directa y estabilidad de sus economías, hay una gran diferencia: ¿por qué? No vale la pena hurgar demasiado en indicadores, sino simplemente reducirlo a uno: riesgo país. Ese indicador es consistentemente más bajo, mucho más bajo, en el caso de Perú, comparado con el de Ecuador.

La medición de riesgo país es el resultado de la diferencia que existe entre el rendimiento de los bonos soberanos de los países y el rendimiento de los bonos del Tesoro norteamericano de 10 años. Cuanto más riesgo se perciba, el mercado demanda más rendimiento para los bonos soberanos, y por tanto endeudarse es más costoso.

En un momento dado, Perú tenía un costo de tan solo 2 % más que Estados Unidos, y Ecuador 12 % más. Ese 10% más significa que un inversionista ve mucho más atractivo a Perú, más estable, menos riesgoso, y por tanto espera un rendimiento menor.

¿Por qué tenemos un riesgo país tan alto? Porque somos ‘malapaga’. Sí, porque Ecuador no paga su deuda con los mercados internacionales, y Perú sí lo hace.

A pesar de todos los que dicen que hay que pagar la deuda social y no la externa, que no hay que enriquecer a los que tienen la deuda externa (a quienes les fueron a pedir prestado antes), etc., etc., el peor tiro al pie es no cumplir los compromisos. La verdad financiera desde siempre, es que lo que las personas, empresas y países pagamos, son los intereses, pero el capital se renueva ‘ad infinitum’. Si somos inteligentes, cumplir siempre con los intereses, nos asegura contar con crédito.

Perú puede tener más del doble de la deuda que tiene a esas tasas comparado con Ecuador, y pagaría menos intereses, pero además tiene inversión extranjera directa por montones, mejores perspectivas de empleo y mayor expansión económica. Y para los seudopatriotas que dicen que no hay que enriquecer a los banqueros pagando los bonos, les cuento que más ganan algunos cuando los bonos caen que cuando suben. Ya les contaré cómo.