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Paúl Palacios: Ejemplo de valor

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La lucha de María Corina Machado es crítica para Latinoamérica

La oposición en Venezuela, desde que Chávez se quitó la careta de revolucionario liberal y demagogo, ha puesto en la tarima a algunos líderes: Capriles, López, Guaidó y María Corina Machado, como los más relevantes. La mafia pudo vencer a todos, menos a una, a la Machado. 

El régimen fue acabando con cada líder de turno, sea por cansancio, por coerción a través de amenazas de la fiscalía, prisión -como en el caso de López-, acorralamiento internacional como gratitud de los países por las dádivas petroleras venezolanas, o una red bien montada de ‘empleados a sueldo’ en algunos países, bajo la fachada de asesorías. 

Siempre existió la sospecha de que el régimen falseaba los resultados electorales, pero no fue sino hasta las elecciones del 28 de julio pasado que las dudas se disiparon: simplemente se robaron los resultados. ¿A alguien le queda duda?

De todos esos personajes hay solo una mujer a quien no han podido doblegar: María Corina Machado. Le impidieron participar en las elecciones por todos los medios, la acosaron criminalizándola, hostigaron con fuerza y cárcel a su entorno de soporte, persiguieron hasta sacar del país a quien terció y ganó las elecciones, pero ahí está esa mujer invencible, dando batalla.

Imagino sus días de angustia sabiendo que la pueden matar, como acostumbran a hacer quienes ya no tienen argumentos, echándole la culpa a otros. Imagino su frustración de ver a la fuerza pública a los ojos, y que le bajen la mirada por temor o conveniencia. Pero me la imagino también invicta, con sus convicciones intactas, con la fortaleza que solo se construye con templanza y carácter. 

Imagino también la silente admiración que deben de sentir por ella aquellos que en otros países se dicen revolucionarios. Imagino la vergüenza íntima que tienen que sentir aquellos que se llaman progresistas, por ser incapaces de elevar su voz de protesta por el ‘temor de ofender a la tendencia’, justificándose para sí en que ‘todo es político’, pero rogándole a la Providencia que alguna hija, o quizá hijo, les salga con los huevos de la Machado. Me inclino reverente ante esa mujer.