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Paúl Palacios: La franquicia

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Derrotado el socialismo como ideología, se ha mimetizado en otros movimientos sociales, para apropiárselos y lograr el poder

La civilización tuvo una enorme confrontación, casi una especie de guerra global, a lo largo del siglo XX. Es sorprendente que, en tan corto lapso, dos fuerzas muy poderosas, el capitalismo y el socialismo, se enfrentaran y esta última quedara derrotada de forma aplastante. Cierto es que hay por ahí algunos estertores de bajo ruido que aún superviven aislados, pero la esencia del socialismo fue devastada.

Era iluso pensar que los líderes derrotados se quedarían con los brazos cruzados, y a pesar de la total conciencia sobre la inoperancia y fracaso de su ideología, no podían aceptar irse así no más a tener que producir para vivir, y abandonar sus ansias de poder, que al final del día es su único objetivo, no el bienestar social. Es entonces que deciden fundar “la franquicia”. Hábilmente, porque hay que reconocerles habilidad en eso, interpretan el surgimiento de nuevas formas de necesidades y manifestaciones sociales, y buscan mimetizarse en ellas para apropiárselas. Aparece con fuerza el movimiento ambientalista. Aparecen los movimientos de diversidad sexual. Se fortalecen los movimientos religiosos extremos. Y desde luego surgen en diversos lugares, particularmente en sociedades más desiguales en África, Medio Oriente y América Latina, movimientos descontentos con la unipolaridad sustentada en la democracia liberal que propugna Occidente.

De toda esa diversidad se ha buscado crear una franquicia que actúa exactamente igual en todos lados. Con minorías que no rebasan el 20 % de la población, se busca alcanzar el poder político. Inmediatamente se busca modificar las constituciones. Se forman grupos civiles de represión, sin límites de acción contra quienes piensen diferente. Se busca destruir la institucionalidad de la separación de poderes, apropiándose del poder judicial. Teniendo entonces en sus manos el poder sobre la libertad y la propiedad, subyugar al resto, aunque el resto sea mayoría, es más simple.

A esta franquicia hoy se la denomina ‘Progresismo’. Quién pudiera estar en desacuerdo con un nombre así en el empaque. La empacan igual para todos los mercados.