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Sin fundamento científico

Avatar del Paúl Palacios

Sin estudios científicos serios, proponen limitaciones al sector productivo, sin importarles las consecuencias para el país.

A raíz de la presencia de la flota pesquera china en las aguas del océano Pacífico oriental, han surgido voces de protesta por la sensación de daño en la dinámica poblacional de ciertas especies marinas.

Sin duda al ciudadano común le molesta y genera rechazo la presencia de una flota de esas magnitudes, especialmente si esta pudiese afectar frágiles ecosistemas como el de las islas Galápagos.

A seguidilla de este evento ciertas voces, seguramente bien intencionadas unas, y con algún propósito diferente otras, han propuesto la extensión del área de la Reserva Marina de Galápagos, la cual hoy corresponde a 40 millas.

Es importante recordar que Ecuador es signatario de la Convemar, con lo cual en la zona de 200 millas que circundan las Galápagos, así como en las que se extienden a partir del perfil costanero, solo pueden pescar las naves ecuatorianas, o las que el Estado ecuatoriano permita. El punto es que no hay estudios científicos serios que señalen conveniente la extensión de la Reserva Marina de Galápagos, en cuanto a que por ejemplo la industria atunera ecuatoriana sea nociva con sus faenas de pesca en la zona exterior a la actual Reserva para el ecosistema. Por el contrario, la extensión provocaría un daño económico enorme precisamente al país, no a los chinos, afectando severamente a un sector que genera más de $ 1.500 millones en divisas al país, paga impuestos, ofrece decenas de miles de plazas de trabajo, y lo que es más, ha permitido sostener la economía en la depresión en la que nos encontramos.

Si existiera evidencia de descontrol, falta de cumplimiento de normas técnicas en las operaciones, o el atún no fuese una especie migratoria, la evaluación sería diferente. Sin embargo, eso no es lo que ocurre. Sorprende no obstante que algunas de esas personas no digan absolutamente nada respecto de la pesca con palangre, la cual se efectúa precisamente en la Reserva Marina, donde hay evidencia del daño que se provoca particularmente a tiburones.

Cualquier propuesta debe hacerse sustentada en estudios científicos muy bien elaborados y no solo en postulados.