Paúl Palacios: Interpretar la realidad
El concepto de interpretación de la realidad es el punto clave en la evolución del ‘sapiens’
Se dice que a los animales se los entrena y a las personas se las educa. La razón de esa diferencia tiene tan solo unos 250.000 años, que son apenas nada en la historia.
Los animales, unos con mayor habilidad que otros, pueden ser entrenados para realizar actos repetitivos frente a estímulos apropiados. En el caso de las personas, el punto de quiebre según muchos antropólogos e historiadores, donde el reputado Yuval Harari coincide, es el instante en que ese animal es capaz de interpretar la realidad, su realidad; abstraerse para elaborar sobre elementos no tangibles (como el futuro) y actuar gregariamente con otros de su especie respecto de ese futuro. Desde el punto de vista de la civilización, ese es el punto clave en su evolución.
Luego, ya en el aspecto económico, el punto que marca un cambio en su modelo social, en la asignación específica de tareas, en la diferencia definida de clases y en el modelo actual de prosperidad, es el dominio de la agricultura. En ese instante, la conversión de nómada a sedentario, la capacidad tangible de ahorro y el posterior desarrollo del intercambio de excedentes entre miembros de diferentes clanes, genera un salto cuántico inmenso. Y es ese proceso, relativamente pequeño dentro del tiempo de existencia de la vida en el universo, que provoca la posibilidad de que el ser humano pueda aprender métodos y con ellos lograr resultados diferentes, más que simples movimientos repetitivos con los mismos resultados finales, que es la virtud de los animales. Cuando realizaba mis estudios de posgrado, el modelo de aprendizaje proveía sin duda información, pero estaba centrado con mucha más fuerza en aprender métodos; y uno de esos métodos era la interpretación objetiva de la realidad.
Centrado en el modelo de casos de Harvard, en el Incae, gran parte de cada clase se centraba en la discusión fuerte, profunda y razonada sobre cuál era el problema del tomador de decisiones, pues sin ello cualquier propuesta o conclusión era inservible.
¿Y qué tiene que ver esto con Ecuador y con la vida suya y de su familia? Se lo diré en la próxima columna.
