Paúl Palacios: La miseria humana

La miseria humana ha llegado al nivel de extorsionar a una familia pobre para retirar un muerto de algún hospital público
Por costumbre escribo poco sobre situaciones negativas, y si existiera alguna, procuro plantear una propuesta de solución. Este no es el caso, así que, si el lector no desea indignarse, pare aquí de leer.
Hace pocos días se acercó a mi estación de trabajo una colaboradora muy joven, con poco tiempo en el empleo, de origen económico modesto, y de costumbres familiares ejemplares. Es el típico prospecto sobre quien la empresa vuelca todos sus esfuerzos para alentar su crecimiento profesional.
Golpeó la puerta, y envuelta en lágrimas me pidió conversar. Me explicó que dos días antes había fallecido su tía en un hospital público de un sector urbano-marginal de la ciudad, y requería un permiso para ausentarse al día siguiente, dado que sería sepultada fuera de la Guayaquil, en una pequeña población rural. Sus lágrimas eran una combinación de pena, pero también de furia.
No habían podido retirar el cadáver porque ‘les exigían’ que adquieran el ataúd en la funeraria que funciona o sirve a ese hospital, pero además, los estaban extorsionando con $ 300 para que les dejen sacar el cadáver y puedan ‘transitar seguros’ para llevarse a la muerta a su pueblo. ¿En qué mierda nos hemos convertido?
Pudieron conseguir el dinero, yo no sabía hasta ese momento de la angustia de esta familia. Un día después pude conversar con un funcionario de tercer nivel de esa cartera, a quien le referí el caso. Me dijo que debían acercarse a poner la denuncia, por tanto dar sus nombres, números de cédula de ciudadanía, etc. Es decir, vayan y denle los datos al sistema, a ver si no hay represalias.
Como no conozco a más, de la única persona de la que estoy completamente seguro que es correcto es del ministro. Sin duda debe haber muchos funcionarios honrados, posiblemente la mayoría, pero esto no ocurre sin el conocimiento de gente con el poder para pararlo adentro.
Una familia pobre, teniendo que llorar a un muerto, y tener que reunir dinero para pagar una extorsión. No me vengan con medias tintas, la obligación de las autoridades es actuar de oficio. Saben lo que pasa, y sigue pasando lo que saben.