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Paúl E. Palacios | Prosperidad o pobreza 

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La prosperidad o la pobreza no son bendiciones o maldiciones de la divinidad

Hipnotizado por un libro que releo, y que hoy encuentro con mucho más sentido a la luz de los años, la experiencia, los errores y los pocos aciertos, me convenzo más de que la prosperidad o la pobreza de las sociedades yacen en el sistema en el que se desenvuelven sus habitantes, y al cual los científicos económicos y sociales dan en definirlo como ‘las instituciones’. Son esas instituciones las que provocan de alguna manera los estímulos, positivos o perversos, y los sesgos para que los individuos tomen decisiones.

Hace unos días, Diario EXPRESO con un fuerte titular publicaba que el país vive las consecuencias de la ignorancia de los políticos que nos gobiernan; y esa afirmación es tan precisa, porque es responsabilidad de esos líderes la estructuración del marco institucional en el que se debe desenvolver el ciudadano común. Y como se agregaba, es muy difícil contar con políticos expertos en una diversidad de temas en una sociedad moderna, por más interés multidisciplinario que se tenga, si es que no existe un sistema de partidos que genere propuestas, agendas y planes de instrumentación de ellas, para tener políticas articuladas.

Ese sistema de partidos es vital en el largo plazo, y no solamente para esperar a que algún día aparezca un caudillo a tratar de componer las cosas. Esa estructura de partidos habría sido tan útil para prolongar la obra de Febres-Cordero y Nebot en esta ciudad, y que ha convertido hoy nuestra política local -con algunas excepciones- en un ‘reality’ de caras de programas de farándula e ‘influencers’ de redes sociales, y que a pocos preparados o de pensamiento comprometido con la comunidad atrae, porque quienes ponen en orden los nombres en las listas no atienden a una visión de largo plazo, sino a la próxima elección.

¿Tienen estas personas la preparación para crear un marco institucional que estimule el emprendimiento local, impulsar corredores urbanos de innovación, empujar el explotar las ventajas competitivas de la ciudad en este caso, o del país en general?

Conversaremos en las próximas columnas sobre ambientes de prosperidad o pobreza.