Paúl Palacios: Mi año
Cada año se sueña, cada año se intenta, cada año se logra un poco, y si no se logra, pues serán buenas anécdotas
Al terminar cada año busco entender qué me ha traído hasta donde estoy. En un entorno tan impredecible, creo que uno pone los objetivos y la vida te va llevando por el camino que ella decide.
No había terminado el primer mes y recibí un golpe devastador. Perdí a una persona maravillosa, que me contagiaba alegría cada día. Como decía mi madre, a quien no tengo ya hace tres años: al nacer se nos da una rosa, es inevitable irnos lastimando con las espinas, pero de nosotros depende seguir disfrutando del aroma y la belleza de sus pétalos. Entonces, había que seguir.
Pude ir contemplando el crecer de mis hijos, ya adultos, con el sentimiento de satisfacción de que Lori y yo los hemos formado para ser honestos y felices, por encima de cualquier justa aspiración material que puedan tener. Regresé al Camino de Santiago en cuatro oportunidades, a encontrar otra vez la paz e introspección que generan largos trechos de andar en soledad o en compañía de gente muy querida.
Ha sido un año duro en lo empresarial. Quien se mete a ser empresario, empresario de verdad, sabe que proteger el empleo es de las mayores angustias que se tienen, y que jamás uno come sin que antes ellos hayan comido. Aunque mucha gente no lo sepa o no lo crea. Lidiar con las expectativas que tienen los demás frente a realidades donde se hace lo posible; esa es parte de la lucha en la que se tiene que sobrevivir.
Mi año ha visto cómo se destruyen liderazgos alimentados por sentimientos amargos, pero también cómo se levantan liderazgos nutridos por buenos propósitos. Siempre los momentos más adversos y oscuros muestran las luces de las estrellas; las hay, muchas.
Terminado el año, siento un fundado optimismo para lo que viene. Habrá oportunidades para doblegar adversidades, habrá frutos de lo sembrado, habrá que continuar la siembra, que no se detenga jamás, aunque el viento quiera arrebatárnosla.
Habrá nuevos desafíos y nuevos Caminos de Santiago. Habrá que seguir empujando la carreta con la mejor templanza, porque el destino depende de nosotros; así fue siempre, así será mañana.
Feliz año, y ¡a la lucha!