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¿Vacunación forzosa?

"El ausentismo será la mayor amenaza para el proceso de vacunación. Entender sus causas y plantear estímulos creativos es el desafío"

Con el importante esfuerzo realizado por el gobierno anterior y la buena gestión del actual, la perspectiva de contar con suficientes dosis de vacunas contra COVID-19 para inmunizar a toda la población parece una realidad. De hecho, el mayor problema que se empieza a observar es que existe una importante cantidad de personas que teniendo la posibilidad de vacunarse no acuden a hacerlo. 

La autoridad sanitaria debe contar con data precisa sobre las causas de estas ausencias: desinformación, miedo, temas religiosos o simplemente objetores de conciencia. Si no se dispone de información, será muy difícil encauzar soluciones. Pero imaginemos el escenario donde las personas simplemente deciden no vacunarse, poniendo en riesgo sus vidas y también la vida de la comunidad que los rodea, desperdiciando recursos públicos, y además exponiendo al Estado y a la sociedad toda a emplear más recursos (escasos por cierto) para prevenir su contagio, y en caso de contagio, su cuidado médico. 

¿Debe el Estado tomar medidas contra estas personas? Medidas como por ejemplo, limitar proveerles ciertos servicios públicos, la entrega del bono solidario, dar preferencia en la atención médica a quien tenga su certificado de vacunación en caso de limitados espacios de UCI, entre otros. Imaginemos un padre de familia que se niega a seguir el protocolo de vacunas infantiles para sus hijos al nacer, ¿el Estado es indiferente? Creo que no es posible que el Estado reprima a quien es adulto y objetor del proceso de vacunación. Sin embargo, tanto el Estado como el sector privado deben creativamente promover estímulos que hagan atractivo vacunarse. Por otra parte, la sociedad debe ir estableciendo limitaciones como medida de autoprotección. Quién no esté vacunado no ingresará a tal o cual dependencia privada: almacenes, edificios, cines, etc.

Limitar los derechos individuales a partir de una decisión personal como no vacunarse no es una opción, pero una combinación de estímulos creativos y límites que ponga la misma población -no el Estado- terminará siendo necesario para que esté a salvo la mayoría.