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El cascabel al gato

Avatar del Paúl Palacios

El problema del IESS es un tema fiscal que muy pronto se convertirá en un serio problema social si es que no se encara pronto con valentía.

La comisión nombrada por el presidente Lasso para realizar un diagnóstico de la situación del IESS y plantear una propuesta para la supervivencia del fondo de pensiones, realizó la presentación de la misma. Meterse en este tema y plantear una propuesta es un acto de valentía, especialmente en este país donde se procrastina todo y se sospecha de todo.

Lo primero que el lector debe reconocer es la diferencia entre solvencia y liquidez. La liquidez permite afrontar los pagos por un tiempo, pero la solvencia permite el sostenimiento de esos pagos en el tiempo. El IESS, tiene liquidez para afrontar su responsabilidad con los jubilados unos pocos años más, quizá tres o cuatro años más, pero en cuanto a su solvencia, en este momento está técnicamente quebrado.

El sistema de reparto se basa en que los aportantes sostengan a los que antes lo hicieron y hoy están jubilados. Para que se sostenga el sistema se requieren ocho aportantes por cada un jubilado. En el año 2023 solo hay cinco aportantes, y si las cosas se mantienen, en el año 2040 solo serán dos aportantes.

¿Hay soluciones? Sí, siempre hay soluciones o “formas de patear la pelota hacia adelante”. Todas son soluciones que le van a costar a alguien, y desde luego se dirá “que otro pague los platos rotos, porque yo no”.

En todos los países se está buscando extender los años de contribución, y en Francia ha costado la rotura de algunas vidrieras extenderlos dos años.

Se puede modificar el porcentaje de aportación por parte del empleado y del empleador. ¿Alguien estará dispuesto a aportar más si se sospecha de manejos turbios al interior de la institución?

Se puede pedir que el Estado aporte más, pero aquello significará el pago de más impuestos. ¿Alguien quiere pagar más impuestos?

Se puede modificar las prestaciones del seguro campesino. ¿Alguien está dispuesto a cambiarlas?

Se puede también mejorar la base de afiliados con más plazas formales de trabajo e incentivos para la afiliación, pero aquello no es cosa de soplar y hacer botellas.

¿Nos preocupa la dolarización? Preocupémonos del IESS. Al menos alguien le puso el cascabel al gato.