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Paúl E. Palacios | La pelota ya no rueda

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La declaración de Eduardo Peña sobre los cambios necesarios en el IESS es una posición valiente en un momento crítico de sostenimiento de la seguridad

Hace pocos días Eduardo Peña Hurtado, presidente del IESS, expresó que era imprescindible realizar reformas para que la institución pueda cumplir sus compromisos de jubilación.

Si bien existen aún recursos para poquísimos años más, si se mantiene la forma actual de aportaciones las prestaciones de cesantía y jubilación serán insostenibles. Fue una exposición valiente la de Peña, diciendo aquello que otros administradores y gobernantes han eludido. No se expresó como el político típico tratando de cuidar que sus palabras no afecten la popularidad del régimen o las próximas elecciones: dijo lo que tenía que decir en cuanto a los futuros compromisos de los aportantes.

Se debe ampliar el periodo de cálculo para establecer el monto de la pensión y se debe ampliar la proporción de aportaciones del afiliado y del empleador. Ya antes Augusto de la Torre lideró un estudio de diagnóstico y propuestas que recogían algunas alternativas para sostener las pensiones. Es indispensable, sin embargo, que se les diga también a los aportantes qué hará el IESS en contraprestación por lo que se les pide como un mayor sacrificio.

Existe la percepción general de que el IESS es un barril sin fondo, donde el servicio médico no es el mejor, y donde ha habido sonada evidencia de que parte de los aportes se van a los bolsillos de corruptos de dentro y de fuera de la institución.

Sería deseable que se le diga al afiliado que una parte material de sus aportaciones previsionales irá a una cuenta individual de capitalización (no solo el fondo de reserva), para que el afiliado controle su crecimiento, tenga certeza de que su dinero está ahí, y no perdido. Si eso no pasa, el estímulo que tiene un joven para afiliarse, aportar y esperar un rédito, es mucho más débil.

¿Debemos ser una sociedad solidaria? Sí, claro, así debería ser, pero también debemos transmitir que el esfuerzo individual, las privaciones del hoy para un ahorro y bienestar futuro, beneficien en mayor proporción a quien las hace y a su familia.

Peña paró la pelota y ha puesto el tema sobre la mesa, porque esa pelota ya no rueda mucho más.