Pelear con veinte bandas o con una

A veces las sociedades deciden entre lidiar con veinte bandas delictivas o escoger solo a una
La columna pasada versó, brevemente por el espacio disponible, sobre la popularidad del presidente Bukele, la reducción del índice de muertes violentas en su mandato, y en cierta forma sobre el autoritarismo como modelo de gestión pública. Curiosamente nadie cuestionó la premisa de si Bukele es autoritario, sino más bien si se justifica frente a la ola delictiva que vive nuestro país un modelo autoritario.
Las ventajas del modelo autoritario son que, identificados los riesgos se actúa rápido, con cirugía sin anestesia ni necesidad de sacarle filo al bisturí, y sin tener que dar explicaciones a nadie.
Cuando no se actúa autoritariamente se tienen poderes divididos, veedurías, procesos normados, pesos y contrapesos institucionales, información a la comunidad internacional, y todos esos obstáculos que impiden actuar rápido, contundentemente y aplacando cualquier posibilidad de que el llantén retoñe. Alguien me hacía la analogía de estar en el frente de guerra, en Tiwintza, teniendo a unos metros al enemigo, y tener que pedir permiso a alguien en Macas para disparar.
Usualmente los países dan saltos disruptivos en lo político que generalmente son populares cuando la conciencia popular cree que su realidad es mucho peor que los riesgos que asume. Pasó en Nicaragua; el país entero se unió contra Somoza, y con el tiempo hoy tiene alguien peor que Somoza. Pasó en Cuba, el país se unió contra Batista, y dudo que hoy alguien piense que Castro fue mejor que Batista. Pasó en Venezuela, y así, muchos ejemplos.
Los hay buenos, como la transición de los Tigres de Asia desde el autoritarismo a modelos democráticos institucionales. El punto crítico es que cuando se es autoritario, y en eso no hay un caso distinguible, se crea corrupción a largo plazo, y con la corrupción del entorno del autoritario, las posibilidades de que salgan del poder por las buenas, son escasas.
¿Quizá corresponda terminar con los caníbales comiéndonoslos? Entonces, eso nos llevaría quizá al escenario donde el país tendría que escoger entre cuidarse de veinte bandas delictivas, o cuidarse tan solo de una. ¿Qué cree?