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Responsabilidades y derechos

Avatar del Paúl Palacios

Hay que ir cambiando en nuestras mentes el concepto de ciudadanos con derechos por el de ciudadanos con responsabilidades y derechos

El martes 20 de junio se desarrolló en las dependencias de Corpei una presentación por científicos de la Espol sobre el fenómeno El Niño. La invitación fue realizada por tres organizaciones de la sociedad civil: Corpei, Cemdes y Guayaquil Preparada Siempre (GPS), y el propósito era generar un conversatorio con los medios de comunicación respecto de los riesgos que la ciudadanía, el sector productivo y el país en general, afrontarían a partir de la alta probabilidad de ocurrencia de este fenómeno natural.

Dos cosas me llamaron la atención; en primer lugar, la iniciativa de organizaciones no gubernamentales para actuar en la prevención y en la preparación de la reacción frente a un posible desastre. En segundo lugar, el mensaje claro de que no se puede descartar en una sociedad organizada el protagonismo del Estado, con sus recursos y capacidad de movilización, pero que las crisis afectan a cada ciudadano, y cada ciudadano tiene un papel que jugar frente a la crisis.

En el Ecuador nos hemos acostumbrado al concepto de que ‘alguien tiene que resolver los problemas’. Actuamos casi instintivamente para responsabilizar a ‘alguien’, por lo general el Estado en su forma de gobierno central o seccional, y cuando no identificamos a un responsable público, pues simplemente determinamos que ‘nadie hace nada’.

Esta moda de que solo somos beneficiarios de derechos y no responsables de obligaciones ha venido calando en la mente de niños, jóvenes y adultos. Ciertamente las autoridades de cualquier organismo público tienen responsabilidades, y deben dar prolija cuenta del destino de los impuestos, que es una forma de sacrificio de bienestar individual que realizan los contribuyentes, pero esto no exime a ningún ciudadano de sus responsabilidades individuales.

Es muy posible que se produzca El Niño, y cada ciudadano debe saber qué hacer en su casa, en su barrio, en su ciudad, en su pequeño negocio o gran negocio, y cómo actuar de manera organizada.

Si no empezamos por la responsabilidad de cada uno de nosotros, no tendremos forma creíble de exigir a la autoridad su responsabilidad.