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La segunda pregunta

Avatar del Paúl Palacios

No existe una sola medida para aplacar la violencia y la inseguridad, pero hay decisiones que solo el votante puede tomar

En septiembre pasado, el presidente Lasso comunicó cuáles serían las preguntas que se someterían ante el votante a través de un referendo. La segunda pregunta plantea: ¿Está usted de acuerdo con permitir la extradición de ecuatorianos que hayan cometido delitos relacionados con el crimen organizado transnacional?

A mediados de los años ochenta, Colombia fue sacudida con una espiral de violencia espantosa. Por aquel entonces existió la creciente opinión de que instrumentar el acuerdo de extradición con los Estados Unidos era una pieza fundamental en el andamiaje de lucha contra el narcotráfico. A partir de entonces, el crimen organizado utilizó todos los mecanismos a su alcance para impedir que eso ocurra: utilizó a políticos para que enarbolen el argumento de la soberanía, utilizó a periodistas para que influyan en la opinión pública, utilizó toda la violencia a su alcance para disuadir que se instrumente ese acuerdo.

El 6 de noviembre de 1986, los autodenominados ‘Extraditables’ lanzaron su famosa proclama: preferimos una tumba en Colombia que una cárcel en los Estados Unidos. El nivel de terrorismo y crueldad que utilizaron es inenarrable; acciones de las que culparon a Pablo Escobar los otros narcotraficantes. Si bien en 1980, Virgilio Barco, por entonces embajador de Colombia ante los Estados Unidos, firmó el tratado de extradición con ese país, no es sino hasta 1997 que la extradición de nacionales fue aprobada por la plenaria de la Cámara de Representantes.

Por algunos años, los gobernantes eludieron incluirla en la Constitución. La extradición fue la moneda de intercambio que utilizaron los gobiernos de Colombia con los líderes del crimen organizado recluidos en sus centros penitenciarios para mantener la paz en ellos, pero además para evitar que las prisiones se conviertan en los centros de operación de la delincuencia.

Los perjudicados por una respuesta positiva del votante moverán todos los medios para evitar que se apruebe; muy pronto aparecerán los peones, los alfiles y hasta las reinas, en el ajedrez macabro en el que juegan. Así ocurrió en Colombia.