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Priscilla Falconí: IA en la agenda política

Avatar del Priscilla Falconí

Aunque los desafíos de la IA son mundiales, no existe legislación uniforme

En el reciente debate presidencial, la inteligencia artificial (IA) fue mencionada por varios candidatos, pero las referencias fueron vagas, limitándose a promesas relacionadas con seguridad y empleo. Aunque se tocó la necesidad de regular la IA para proteger derechos y evitar abusos, ninguna propuesta fue detallada. El formato del programa dificultó el desarrollo de ideas y promovió un diálogo superficial.

Es necesario normar la IA, pero es un desafío complejo. ¿Hasta qué punto es posible eficazmente? ¿Estamos entregando nuestra individualidad a las máquinas? Mi anillo inteligente sabe más sobre mis patrones de sueño que yo misma, y en el futuro podría tomar mejores decisiones que yo al conocer cómo me comporto según duermo.

La IA facilita muchas tareas, pero también plantea riesgos de privacidad, discriminación y seguridad. Al integrarla en nuestras vidas, olvidamos que sus decisiones pueden ser opacas. Esta tecnología, en constante evolución, va desde algoritmos simples hasta sistemas de aprendizaje automático que toman decisiones autónomas, lo que dificulta su monitoreo y regulación. Regularla implica comprender sus aspectos técnicos y su interacción con personas, instituciones y mercados. Es necesario contar con flexibilidad para adaptarse a los avances tecnológicos y considerar riesgos inmediatos y efectos a largo plazo. Además, no respeta fronteras nacionales, por lo que un control efectivo requiere un esfuerzo global coordinado. Aunque los desafíos de la IA son mundiales, no existe legislación uniforme. Muchos países están creando reglamentaciones centradas en seguridad, transparencia y derechos humanos. En junio de 2024, se presentó el Proyecto de Ley Orgánica de Regulación y Promoción de la Inteligencia Artificial en Ecuador, pendiente de debate, el cual como otras normas, parece más un intento de imitar marcos internacionales que una respuesta adaptada a la realidad ecuatoriana.

Es positivo que la IA esté en la agenda política, pero no debe ser tema de campaña ni moda pasajera pues puede transformar industrias, economías y vidas. Por ello debe ser abordada con seriedad y visión. Nuestros líderes deben comprender los retos y las oportunidades que presenta la IA, y los legisladores prepararse para diseñar leyes que protejan derechos, fomenten la investigación y el desarrollo tecnológico.