Rafael Oyarte: Los abogados y los juicios
Naturalmente esta propuesta será latamente observada por quienes no quieren ponerle el cascabel al gato
Es frecuente sostener que los funcionarios públicos están sujetos a la crítica pública, lo que es correcto. Pero cuando la crítica es al abogado o al académico, parece que la cosa cambia: que el letrado no puede ser identificado con el defendido, se alega con vehemencia; que la libertad de cátedra, dicen los otros. Leía un ‘post’ de un juez que proponía implementar un sistema en el que se identifique a los abogados o estudios jurídicos que ganan casos que, en otros procesos, resultan negativos; o dicho de otro modo, identificar el comportamiento de los juzgadores dependiendo de quiénes son los defensores.
Como no soy experto en informática, y estando de acuerdo con la finalidad, no sé si algo así pueda ser implementado, pues un tipo de caso puede ser resuelto de modo diverso por muchas razones: errores del abogado (que, luego, endosa su negligencia o ignorancia en el contrario o en el juez), falta de prueba (tienes razón, pero no lo puedes demostrar) o por un error del juez.
Yo creo que en la primera página de toda sentencia o auto resolutorio deberían aparecer, además los nombres de los justiciables, el o los juzgadores que conocieron la instancia, de los abogados que asumieron la defensa, el del secretario y el de los actuarios. Y en cada instancia se deben seguir agregando esos nombres.
De este modo, cuando un caso llega a la Corte Constitucional en acción extraordinaria de protección, en la primera página debería constar quién fue el juez de primera instancia, el o los abogados que actuaron, independientemente de si dejaron la defensa o fueron remplazados, secretario y actuarios. En segunda instancia, los jueces que conformaron el tribunal de apelación, los abogados que ejercieron la defensa de cada parte, actuarios y secretario, al igual que en casación y, finalmente, en la Corte Constitucional lo mismo, los integrantes de la sala de admisión, los abogados de los justiciables, etc.
No solo que ello genera una justicia transparente y permite ver si se está fallando según ‘la carita del marchante’, sino que nos hace a los abogados responsables de lo que asumimos, siempre y no según si el caso gusta o disgusta a ajenos a las contiendas.Naturalmente esta propuesta será latamente observada por quienes no quieren ponerle el cascabel al gato.