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Rafael Oyarte | El campeón Maduro

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Por mera vergüenza, los Lula, Mujica, Petro y Boric le retiraron su apoyo

Es un invencible en elecciones. En 2013 ganó con el 50,6 % y en 2019 arrasó con el 67,8 %. Ahora, ingenuamente, se esperaba un resultado a favor de la oposición, hasta que, cerca de la medianoche, aparecía el titular del Consejo Electoral a informar que la tendencia era irreversible y que ganaba con el 51,2 %. Ya antes, sin resultados, Diosdado Cabello, siempre desafiante, había anunciado a sus desanimados partidarios que no se preocupen, que de gana comían ansias, porque habían ganado y que ya mismo se daría el edicto para que, ahí sí, festejen. Con ello, se completarán 30 años de chavismo.

Una gran victoria, ciertamente, porque cuesta mucho comenzar descalificando todo candidato opositor hasta ignorar, sin inmutarse, la realidad y, sin asco, festejar el triunfo.

Hace rato los autoritarismos hacen eso: ganan una elección y no sueltan el poder, salvo alguna equivocación afortunada, como la que vivió Ecuador en 2017. La revolución sandinista, que ya no podía sostenerse en una escuálida Unión Soviética y en una hambreada Cuba, se lanzó a una elección en 1990, en que los mecanismos de dominación no pudieron evitar el cansancio a la ruinosa dictadura. Pero, cómo sería que hicieron las cosas los opositores, que el sandinismo (con un Ortega de apariencia edulcorada) ganó las elecciones de 2006 con 38 %, para no volver a soltar más el poder por esta vía, triunfando en las elecciones de 2011, 2016 y 2021 con votaciones cada vez mayores, que llegan al 75 %. Solo el carácter gerontológico de ese régimen deja ver una aparente salida, pero a no equivocarse, porque los Díaz-Canel abundan.

Mucho se hablaba de que, a la interna venezolana, Maduro ya no tenía los apoyos necesarios para ganar. Pero pensar que los Padrino López, Cabello y todo el combo chavista van a dejar el poder (y sus ganancias) así no más, porque unos papelitos lo dicen, es ser incauto.

Por mera vergüenza, los Lula, Mujica, Petro y Boric le retiraron su apoyo, pero más de la boca para afuera que otra cosa. Solo el correísmo, sin timidez alguna, puede respaldarlo abiertamente, lo que deja ver que si ganan una elección no la perderán nunca más.

La antaño Venezuela Saudita, ese país rico y de abundancia al que los ecuatorianos y otros ansiaban emigrar, es solo un recuerdo tan lejano como las democracias a las que la izquierda deforma de tal modo que no pasan de ser un mal chiste.