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Rafael Oyarte: Elección o adivinanza

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Para elegir hay que preferir y, para preferir se debe poder decidir conscientemente

Hace menos de un año tuvimos elecciones presidenciales y parlamentarias, producto de la ‘muerte cruzada’. Como las normas las hacemos al tuntún, a nueve meses de haberse posesionado el presidente y los asambleístas, tenemos un nuevo proceso electoral que, esta semana, debe concluir con el señalamiento de quiénes serían los candidatos para las próximas elecciones presidenciales y parlamentarias. Será una semana de apuros y no porque dentro de los partidos se esté escogiendo los mejores cuadros para obtener el voto popular. Nada más lejos que eso. Si partidos políticos, en estricto sentido, no tenemos. Lo que tenemos son grupos, ni siquiera de amigos sino de gente medio amontonada por las circunstancias. Los que no ven que tienen opción por acá, se buscan algo por algún partido que tiene el nombre y la lista en el Consejo Electoral, cuyos afiliados no son más que unas firmas en unos papeles, pero que tienen que participar para no desaparecer: qué mejor, entonces, que poner a algún aparecido al que, ojalá, le suene la campanita y les dé votos y algunas curules. ¿Cómo armar las listas? Pues, para variar, como sea. Si uno salió espetado de un partido y se fue diciéndoles vela verde, hoy sería su candidato vicepresidencial, nada menos.

Del ciudadano ni hablar. Otra vez enfrentará una papeleta llena de partidos con nombres simpáticos, llamativos colores y listas de gente que no hace política, sino que busca que le caiga algún puesto para salir del desempleo. Eso que el candidato era alguien reputado, que sacrificaba su actividad privada para lazarse a la conscripción de lo público, quedó en el más absoluto pasado. Es que había que destruir la partidocracia. Y lo hicieron, entregándonos a cambio una infinidad de partidos con nombre de yogur sin ningún contenido ideológico. Que ya no hay ideologías, dicen, y no por cándidos sino por convenencieros: mejor ocultar lo que se piensa y lo que se ignora, y ofrecer lo de siempre: millones de plazas de trabajo, fantástica educación y salud, etc. ¿Conocer las cifras y la realidad del país? Para qué, si se puede contratar un buen ‘media training’ que te haga hablar bonito, aunque varios, ni con eso, pues ya en el poder entrará en acción el teleprompter, que hará ver inteligente al más quedado.

Para elegir hay que preferir y, para preferir se debe poder decidir conscientemente. Lo otro es adivinanza y es lo que hace rato estamos haciendo en nuestras votaciones populares.