Rafael Oyarte: Políticos artificiales
¿Terminará este avance tecnológico en volver las elecciones un engaño absoluto?
Recordemos o veamos las campañas presidenciales de Roldós, Febres-Cordero, Borja, Sixto, Bucaram y Mahuad, entre otros viejos políticos, y los discursos cuando ejercieron el poder. Nos pueden gustar o desagradar, pero las disertaciones las hacían ellos y, si leían, lo hacían abiertamente. La capacidad oratoria era indispensable para hacer llegar sus mensajes al electorado y al público. Hoy los candidatos te hacen unos tiktoks y, en el mejor de los casos, para superar las entrevistas o hacer alguna alocución se han sometido a los ‘media trainings’, en los que les enseñan desde cómo poner las manos y hasta a impostar la voz. Curiosamente, eso pasa hoy hasta con funcionarios de la judicatura y de otros órganos: ninguna naturalidad y hasta apariencias de locura.
En las cadenas nacionales y en los mensajes a la nación, los nuevos políticos (que no hacen política) se limitan a leer el teleprompter, es decir, unas pantallas, generalmente transparentes, que se ponen en frente del hablante y que le permiten simular que no está leyendo (como que fuera pecado) y, así, aparentar la suficiencia y conocimientos que no se tienen. A más de alguno se le ha apagado el aparatito e, inmediatamente, pareciera que se la apagó el cerebro, quedándose colgado cual computadora que perdió la conexión de internet.
Pero la cosa está avanzando más preocupantemente: la inteligencia artificial está llegando al extremo en que el candidato solo tiene que hacer algunas sesiones y ya no tendrá que hacer esfuerzo adicional alguno. Aparecerá en cuñas que no hizo, hablando de lo que no sabe y simulando preocupaciones que no tiene. Su único peligro será que sus contrarios le hagan lo mismo: surgirán videos en los que el candidato dice cosas terribles, pero que nunca pronunció, o en situaciones comprometedoras que nunca ocurrieron. Para los electores el ‘ver para creer’ es una cosa del siglo pasado, porque hoy ni siquiera se puede creer en lo que se ve.
¿Terminará este avance tecnológico en volver las elecciones un engaño absoluto? Más grave aún será que esa inteligencia artificial termine gobernando a las naciones. Chao democracia y cualquier otro sistema humano de gobierno. Sentencias hechas por ChatGPT es una cosa que ya se está discutiendo, aunque con una llamativa tibieza. ¿Decretos y leyes hechos por Meta?