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Rafael Oyarte | Presidentes en la ONU

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¿Discursos en la ONU? Tan inútiles como esa organización

Cada año los jefes de Estado del mundo se reúnen en Naciones Unidas y se dan sus 15 minutos de discurso que, a estas alturas, ya ni en sus países se escuchan. Unos son atendidos generalmente con un auditorio lleno, como los estadounidenses, y otros hablan ante uno vergonzosamente vacío: ZelenskI sería un anónimo más si no fuera porque su nación resiste la brutal agresión rusa. Y ese es el problema: la ONU tiene cada vez menos cara de lo que se proyectó en 1945 y, a estas alturas, no le da la talla ni a la fracasada Sociedad de Naciones que, al menos, se extinguió por inútil y no se convirtió en un mero órgano mantenedor de burócratas caros.

Se dice que Milei fue duro en su discurso. Yo creo que fue directo sobre el desvío de esta organización burocrática tendenciosa e, incluso, fue generoso al atribuirle que, luego de su formación, salimos de dos guerras mundiales que no se han repetido. Pero no se ha dado otra conflagración de esa clase solo porque sería la última: si no existiera la disuasión nuclear, las grandes potencias estarían dándose de balazos del mismo modo que lo hacían antes y como lo hacen quienes no se enfrentan contra quienes tienen esas armas de destrucción masiva. ¿Derechos humanos? Deben ser cualquier cosa menos los derechos de las víctimas de las masacres en la ex Yugoslavia o en Ruanda, que las tales Naciones Unidas contemplaron con miradas compungidas y caras de lástima. ¿Qué hicieron los famosos ‘cascos azules’ en Haití? Dejar la cosa peor que lo que estaba antes de su malsana presencia, haciendo que ese país sea ahora un Estado solo porque está pintado en el mapa.

Asegurar la paz y la seguridad internacionales es un principio de Naciones Unidas que se ve lindo en su Carta organizacional, pero que, hoy, de sarcasmo no pasa. Si su nación no tiene Fuerzas Armadas suficientes en capacidad y elementos para su defensa, pobre de usted: depende de la buena fortuna, porque los mecanismos de seguridad colectiva sirven solo para lindos artículos académicos.

¿Discursos en la ONU? Tan inútiles como esa organización que, si no vuelve al camino, o desaparece o quedará de cascarón hueco. Va por lo segundo, porque perder los carguitos ahí, difícil.