Rafael Oyarte | ¿Tongo de Estado?
La cosa fue tan surrealista que el presidente Arce, en lugar de guarecerse, va a encontrarse con el golpista
Más dudas que certezas hay en Bolivia. Una cosa es el levantamiento de un militar que, con un mando limitado, solo puede dar un ‘cuartelazo’, a la espera de que otros se sumen a su sublevación, y otra la situación de quien es el comandante general de su Ejército. Si fue, realmente, una intentona golpista, fue hecha al buen tuntún: el Gral. Zúñiga se fue llevando unas cuantas tanquetas y se dirigió al edificio equivocado: el Palacio Quemado, hace años no es la sede del Ejecutivo, pues las oficinas de la Presidencia están en la Casa Grande del Pueblo, un edificio mastodóntico que desentona con el centro colonial paceño. Y lo hizo sin avisar a nadie, porque ningún otro jefe de zona se manifestó ni a favor ni en contra de la decisión de su superior. La cosa fue tan surrealista que el presidente Arce, en lugar de guarecerse, va a encontrarse con el golpista en el Palacio Quemado, y el amotinado no solo que no lo captura, sino que se limitan a un llamativo cruce de palabras. Luego se retiran tranquilamente. El presidente Arce vuelve al edificio presidencial y nombra, sin dificultad alguna, otro Alto Mando, posesionando nuevos comandantes de fuerza que disponen a sus subalternos volver a sus cuarteles, lo que ocurre sin demora.
Al poco rato, el Gral. Zúñiga es detenido, acto en el cual declaró que todo fue un timo acordado con el presidente Arce, aquel que fuera el ministro de economía de Evo Morales y que, gracias a los extraordinarios precios de los productos primarios que exporta Bolivia, daba la apariencia de ser un brillantísimo economista. Hoy, cuando esos precios cayeron y los ingresos del Estado disminuyeron, sumado a la gran carga de subsidios de toda clase que debe sostener el país, las reservas internacionales se desplomaron, con una clamorosa falta de dólares y combustibles, con paralizaciones y bloqueos, sumada la abierta pelea del presidente con su examigo, el ambicioso Evo Morales, surge este ‘golpe’, como una gran boya del casi ahogado Arce.
Zúñiga se amotina porque Arce le remueve de la comandancia del Ejército, luego de que el jefe militar declarara que no permitiría una nueva (e inconstitucional) postulación de Evo Morales, el supuesto enemigo de Arce. O esto es una rareza total o es un simple tongo, porque competiría, en lo burdo, con el autogolpe que intentó el expresidente Castillo en Perú.