Palos contra la Organización Mundial de la Salud
"China ocultó al mundo los inicios del brote y ha falseado las cifras de infectados y de muertos (...)"
La Organización Mundial de la Salud (OMS) es uno de los tantos organismos que tiene Naciones Unidas (ONU). Su sede principal se encuentra en Ginebra, hermosa ciudad a la orilla del Lago Lemán, con 600.000 habitantes, de los cuales el 30 % son funcionarios internacionales, ya sea trabajando para la oficina de ONU o como representantes de los países miembros con su personal correspondiente.
La OMS tiene como finalidad ser la autoridad directiva y coordinadora de la acción sanitaria en el sistema de la ONU. Además, es la organización responsable de desempeñar una función de liderazgo en los asuntos sanitarios mundiales, configurar la agenda de las investigaciones en salud, establecer normas, articular opciones de política basadas en la evidencia, prestar apoyo técnico a los países y vigilar las tendencias sanitarias mundiales.
La elección del director general se realiza por votación de sus miembros, después de haber presentado sus propuestas. Sin embargo, como en la mayoría de los organismos de la ONU, el intercambio de votos o los grupos de Estado que hacen mayoría imponen al ganador. Recuerdo que Ecuador quiso presentar a un profesional de mucho prestigio, pero nos advirtieron que no perdiéramos el tiempo, pues EE. UU. apoyaba a la candidata china Margaret Chang; ya tenían todos los votos para hacer mayoría (era la época en que las relaciones entre los dos países no estaban como ahora).
Quien dirige actualmente la OMS es Tedros Adhanom, sobre quien recae una serie de acusaciones, comenzando por el gobierno de Taiwán que ha expresado que tiene una serie de documentos dirigidos al director de la OMS, advirtiéndole lo que estaba sucediendo en la China continental y el peligro de que el nuevo virus que se había desarrollado en Wuhan pudiese esparcirse por todo el mundo. Mientras Taiwán advertía en enero del peligro de contagio en China, la OMS pedía no restringir los vuelos ni los intercambios comerciales con sus aliados de Pekín.
Hay que aclarar que Adhanom no es un médico (por primera vez la OMS es presidida por alguien que no lo es), sino un político y exfuncionario del régimen dictatorial comunista de Etiopía, donde ha sido ministro de Salud y de Asuntos Exteriores, además de miembro destacado del Frente de Liberación Popular de Tigray, un partido socialista marxista. Llegó en 2017 a la presidencia de la OMS aupado por China, pese a haber sido acusado de enmascarar tres mortíferas epidemias de cólera bajo la denominación de “diarreas agudas por agua”. Mientras se votaba su elección en Ginebra, grupos etíopes se manifestaban frente a la sede de la ONU para denunciar su complicidad con el régimen etíope, aliado de Venezuela, Cuba y China, y que tiene en su haber innumerables y espantosas violaciones de derechos humanos, genocidios de minorías, masacres de manifestantes, torturas a disidentes y encarcelamientos políticos.
Adhanom fue ministro de Relaciones Exteriores y llegó al poder en la OMS gracias al voto de los miembros de la Unión Africana, la mayoría de cuyos países o son violentas dictaduras o cercenan derechos y libertades, además de vivir en una corrupción endémica y estructural. Asimismo, lo hizo presidente de la OMS el ‘lobby’ del régimen comunista chino, cuyo apoyo fue absoluto.
El primer nombramiento que hizo fue el de Robert Mugabe como embajador de buena voluntad de la OMS. Recordemos que Robert Mugabe ha sido uno de los más crueles, sanguinarios y corruptos dictadores africanos, que además de promover la limpieza étnica tribal y practicar la tortura y el crimen, fue un incondicional hombre de China, antes ministro de Exteriores de Etiopía y es una pieza más del régimen comunista de Pekín. China es el principal socio comercial de Etiopía, y ha llevado a cabo además una multimillonaria inversión en infraestructura en ese país, que pasará a convertirse en parte esencial de la nueva ruta de la seda.
Este señor ha vetado a Taiwán, el enemigo íntimo de la China comunista, en las sesiones de la OMS. No solo eso. La OMS se negó a declarar la pandemia hasta el 10 de marzo, pese a que ya se había extendido muy significativamente a países europeos. Italia ya estaba colapsada. España estaba en plena expansión viral, y la enfermedad de COVID-19 se estaba asentando con fuerza en Francia, Alemania y Reino Unido. Asia llevaba más de un mes infectada y comenzaba a detectarse en el continente americano. Taiwán no esperó a la OMS y detuvo el virus a tiempo.
China ocultó al mundo los inicios del brote y ha falseado las cifras de infectados y de muertos, pero ha ganado la batalla de la propaganda porque la OMS, es decir su director general, ha elogiado ante el mundo su transparencia y eficacia. Sin embargo, ya una gran cantidad de países de la Unión Europea quieren demandar a China reclamando indemnizaciones, por lo que piensan recurrir a la Corte Internacional de Justicia.